La creadora de contenido explica por qué, en muchos hogares británicos, los platos se lavan de una manera que nos hace explotar totalmente la cabeza
En cada país, lavar platos es casi un ritual doméstico, y lo curioso es que varía tanto como las recetas de su cocina. Para algunos, el fregadero es un espacio donde todo se limpia y se enjuaga al detalle, con espuma abundante y agua corriente que arrastra cualquier resto.
En otros lugares, en cambio, se prioriza el ahorro y lo importante es que el plato parezca limpio, aunque quede con algún velo jabonoso que a otros les espanta con solo pensarlo. Estas costumbres domésticas suelen sorprender cuando se comparan entre culturas: lo que para unos es impensable —como no enjuagar la vajilla—, para otros es la forma más lógica de hacerlo.
Al final, cada método está marcado por la educación, la tradición y hasta por la disponibilidad de agua en cada país, creando auténticos choques culturales cada vez que alguien cambia de fregadero.
La española Mireia Etxebarria (@mamivegana), que ha vivido varios años en Inglaterra, ha compartido con ironía cómo, en los hogares británicos, los platos no se enjuagan tras enjabonar. "Esto me sorprende", comenta: fregar con abundante espuma y, sin pasar agua, colgar cada plato en el escurridor. Para ella, una visión tan sorprendente como improbable en España.
Sin aclarado
La rutina es clara: llenan el fregadero con agua, meten todos los platos, los embadurnan de jabón y luego simplemente los cuelgan. Al ver los chorretones de jabón secarse, uno se pregunta si acaso eso sirve. ¿No deberían aclararlos para eliminar la pasta jabonosa que deja residuos potencialmente irritantes? Suerte que los lavavajillas están bastante extendidos.
Pero esta no es solo la impresión de una española en el país británico, sino que la exótica costumbre parece compartida por muchos, según se aprecia en los comentarios: "Mi novio hace lo mismo".
Por ahorro o por confianza ciega
La acumulación de platos llenos de espuma puede parecer un espectáculo cómico. Sin embargo, desde el punto de vista práctico, podría respaldarse en dos ideas: por un lado, ahorrar agua en un país donde el ahorro hídrico es una preocupación ecológica; por otro, confiar en que el secado natural elimina la mayoría de residuos jabonosos.
Lo que resulta innegable es el choque cultural. En muchos lugares, lo más higiénico sería el aclarado completo, también por no ingerir, a largo plazo, componentes de los detergentes. Pero para los británicos, este lavado rápido parece funcionar: al menos no hay olor a jabón y la vajilla queda seca en minutos.
La experiencia también genera reflexión sobre los estándares domésticos: lo que parece suciedad para unos, puede ser rutina efectiva para otros. Esta costumbre invita a preguntarse si, en ocasiones, sobrevaloramos la perfección en la higiene doméstica.
Imágenes | Freepik - @mamivegana
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