Ni bicarbonato, ni vinagre. Solo un limón, agua y calor. Así se limpia el horno sin esfuerzo ni productos agresivos
El horno es uno de esos electrodomésticos que da más pereza limpiar que usar. Y con razón. Grasa pegada, restos quemados, olores rancios… todo se acumula. Pero según María Fernández, experta en limpieza, hay una solución fácil y natural.
Su truco: usar limón. Nada más. Ni productos caros, ni espráis llenos de componentes. Solo un bol con agua caliente, el zumo de un limón, y una bandeja resistente al calor. Se mete al horno, se calienta y la magia sucede sola. Defiende vehementemente que el limón "desinfecta, elimina grasa y combate los malos olores".
La clave está en el vapor. Al calentar la mezcla, el agua con limón se evapora y reblandece la grasa incrustada. El ácido cítrico desengrasa, el vapor afloja la suciedad y el olor a cítrico reemplaza cualquier aroma a comida vieja.
Después de 20-30 minutos de horno encendido a 180 grados (o hasta que haga vapor), se apaga y se deja templar. Luego, con una esponja o paño, basta con pasar por las superficies. La grasa sale sin esfuerzo. Y lo mejor: sin olores ni guantes, todo queda en el paño.
Limpieza rápida y sencilla
Este método es perfecto para quienes buscan una limpieza sostenible, rápida y sin complicaciones. No necesitas rasquetas, ni aerosoles, ni dejar la cocina oliendo a amoníaco. Solo un limón y un poco de paciencia caliente.
También sirve como mantenimiento semanal. Si cocinas mucho, hacer esto una vez por semana mantiene el horno impecable y sin necesidad de limpiezas agresivas. Una rutina fácil y muy efectiva.
El plus es que el mismo bol con limón puedes reutilizarlo después para limpiar el microondas, la campana o incluso dejarlo reposar en el fregadero para eliminar olores de tubería. Prácticamente un dos por uno.
Foto | @mariandichhouse
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