Usar suavizante parece un gesto inocente. Un chorro perfumado, una promesa de frescura y tejidos más amables. Pero lo que se esconde tras su fórmula no es tan dulce como su aroma. En muchos hogares, este producto ha pasado de opcional a imprescindible, sin que nadie se pregunte realmente qué hace.
Lo curioso es que mucha de esa suavidad no proviene de un milagro textil, sino de una capa química que recubre la ropa. Un barniz invisible de sustancias sintéticas que puede alterar la textura, sí, pero también los tejidos y el entorno.
En la búsqueda del aroma perfecto, se olvida que algunos ingredientes no son tan amigables. Complicados nombres como quats —compuestos amoniacales cuaternarios— aparecen en las etiquetas, aunque sus efectos no se explican con claridad. El resultado: un suavizado superficial con posibles efectos perjudiciales acumulativos.
Patric Richardson, autor de 'Laundry Love', explica a The Washington Post, que el suavizante funciona, pero no por la razón que muchos creen”. “Cuando se usa demasiado detergente, la ropa queda rígida y áspera. Pero no hace falta suavizante: basta con reducir la dosis —dos cucharadas por carga— para que las prendas recuperen su suavidad natural".
Cuidado con la función absorbente
Estos productos, al recubrir las fibras, pueden incluso dificultar la transpiración natural del tejido. Y si hablamos de ropa deportiva o toallas, eso puede afectar la función absorbente que tanto se busca.
Además, muchos suavizantes no son biodegradables. Esto implica una huella en el agua que usamos, en los ríos que beben los peces y, finalmente, en el agua que llega a nuestros hogares. Un círculo vicioso de impacto invisible.
En pieles sensibles, los perfumes y colorantes pueden causar irritaciones. La alternativa pasa en este caso por detergentes suaves, menos dosis, y confiar más en la calidad del aclarado que en el efecto cosmético de estos productos. A veces, menos es más, incluso en la colada.
Aunque todavía hay defensores acérrimos del suavizante (sobre todo del potente aroma que desprenden), también hay voces recomiendan reducir su uso, como mínimo en algunos casos. La ropa no necesita siempre un perfume añadido; lo que necesita es estar realmente limpia y cuidada.
Por ejemplo, según explican desde Norit, la ropa interior y las camisetas están en contacto directo con la piel y por ese motivo se recomienda lavarlas sin suavizante. Es la mejor forma de proteger tu piel y evitar reacciones alérgicas a las fragancias o a sus agentes químicos.
Foto | Christian Alemu y Kaboompics.com
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