Mar Ibáñez, jefa de pastelería del estrella Michelin Aurt, está detrás de esta colección navideña con cuatro referencias
La Navidad huele a fiesta, a reencuentros, a buenos deseos… Y también a polvorones revenidos que no se come nadie, a reciclar el cordero en veinte formas distintas para hacer bueno aquella frase de madre de 'lo que no te comas hoy, te lo comerás mañana' y de turrones de todo pelaje.
Por eso, nunca está de más comprobar que dentro de la nueva escena turronera hay cabida para artesanos de verdad que hacen turrones de autor –autora, en este caso– como los que ha presentado la pastelera Mar Ibáñez bajo su marca personal Icrunch.
Mar Ibáñez, por cierto, no es una novata ni una recién llegada, sino una de las promesas ya consagradas de la nueva escena de la pastelería española. No en vano, ya se llevó el premio The Best Dessert en 2023, dentro del Gastronomic Forum de Barcelona cuando trabajaba con apenas 19 años en el estrella Michelin Hisop.
Antes, había pasado por templos dulces como Pastelería Hofmann y por El Celler de Can Roca, además del obrador de chocolatería y pastelería que los hermanos Roca tienen en Girona, Casa Cacao. Aunque lo de la repostería y el mundo dulce le viene casi de cuna, pues con cinco años ya hacía galletas en casa.
Ahora es la jefa de pastelería del estrella Michelin Aurt (también en Barcelona), comandado por el chef Artur Martínez, donde ha sacado tiempo –mientras el restaurante cambia de ubicación, cuya reapertura está prevista para principios de 2026– para lanzar Icrunch, su colección de turrones de autor con los que endulzar la Navidad de una forma bien distinta a las clásicas referencias de supermercado
Turrón de caramelo, cacahuete y pretzel, de Icrunch.
Por ello, apuesta por cuatro turrones creativos hechos de manera totalmente artesana por ella y que tiene a cuatro chocolates como protagonistas, pero con muchos invitados.
Turrón de mango, fruta de la pasión y pistacho, de Icrunch.
De hecho, nos cuenta, que ha aprovechado la coyuntura para lanzar ahora la marca, aunque no es la primera edición de turrones que hace, pues ya hizo otras formulaciones en el pasado "más para familiar y amigos", pero el proyecto sigue siendo muy artesano, muy personal y muy rodeado de su grupo cercano.
"Me he encargado de todo lo que es el turrón, pero el branding, el packaging o las fajas los ha hecho una amiga que es diseñadora gráfica, o los detalles que hay de un sello en las cajas son de un amigo que estudió Bellas Artes", explica una pastry chef que, además, no se ha dejado esfuerzo en el tintero para apostar también por producto de proximidad.
Turrón de chocolate negro, pan, aceite y sal, de Icrunch.
"Los pistachos son de Lleida y las avellanas son de un productor de Tarragona, La Trencadora, que las tuestan y envían el vacío y son, literalmente, las mejores avellanas que he probado nunca", confiesa sobre dos elementos clave de esta colección para la que ha contado además con los chocolates de la gama profesional de la firma barcelonesa Blanxart.
A partir de ahí, creatividad y los pies en la tierra. "No quería hacer mezclas raras ni cosas muy industriales. Quería hacer lo más puro posible, cuidado mucho el producto", indica. Por eso, entre otras cosas, Como sucede con el turrón Icrunch de mango, fruta de la pasión y pistacho, con puntitos de acidez y frescura, además del toque más neutro del chocolate blanco para respetar "la parte ácida y tropical de la fruta, pero también del fruto seco".
Xmax Box Limited Edition Icrunch de cuatro turrones.
O el de caramelo, cacahuete y pretzel, al que considera su favorito por ese chocolate Golden Carmel y donde además incluye el toque crujiente del pretzel dentro del propio turrón, además de un praliné de cacahuete con el pretzel, o el ejemplo más clásico de chocolate con leche, avellana y neulas, donde aprovecha el crujiente del barquillo roto porque considera que "sientes más el sabor cuando tiene mordida".
Un crujiente que incluso se plasma en el Icrunch de chocolate negro, pan, aceite y sal, donde hay trozos de pan tostado en el interior, acompañados de un cuerpo de chocolate negro –no muy fuerte, al 62%– de Blanxart y un praliné de pan. "Es como comer tostadas con aceite porque tiene la textura de una crema untable", afirma sobre sus creaciones que están ya a punto de agotarse.
Sus turrones se pueden comprar por separado (cada uno a un precio de 12,95 euros) o en el pack de cuatro (a 49,95 euros,) aunque de esta opción quedan muy pocas unidades.
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