No está en el norte: es Almería y es uno de los mayores patrimonios industriales y mineros de España

A menudo, cuando se piensa en el pasado industrial nacional, la mente nos traslada al Cantábrico, pero este ejemplo nos lleva directamente al Mediterráneo

Jaime de las Heras

Editor Senior

Cuando hablamos de patrimonio industrial en España, la mayoría piensa en las grandes explotaciones del norte. Las minas de carbón de la cornisa cantábrica, aquellas que alimentaron las ferrerías y altos hornos del País Vasco entre los siglos XIX y XX, son un claro ejemplo. También viene a la mente Río Tinto, en Huelva, con sus paisajes rojizos y su historia minera que se remonta a los romanos. 

O incluso las antiquísimas minas de Almadén, en Ciudad Real, que llevan más de dos mil años extrayendo mercurio. Sin embargo, no suele ser tan habitual que asociemos el sur de España, especialmente Andalucía oriental, con un pasado industrial potente. Y, sin embargo, lo tiene. No solo por las minas que aún siguen activas en partes de Murcia, sino también por hitos tan sorprendentes como el que se encuentra en la ciudad de Almería: el Cable Inglés.

Con ese nombre tan llamativo, que podría confundirse con una atracción de feria o un puente colgante, el Cable Inglés es en realidad una imponente estructura metálica construida para cargar mineral directamente desde el tren hasta los barcos en el puerto. 

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Se encuentra en la playa de las Almadrabillas, junto al muelle de Levante, en pleno corazón del litoral urbano de Almería. Su perfil, elevado y de tonos rojizos, recuerda al esqueleto de una montaña rusa. Pero no hay giros vertiginosos ni vagones de pasajeros. Lo que hay es historia, arquitectura y un legado industrial de primer nivel.

Foto histórica del Cable Inglés. ©Autoridad Portuaria de Almería.

Este cargadero de mineral fue proyectado a principios del siglo XX por la compañía británica The Alquife Mines and Railway Company Limited, que operaba las minas de hierro de Alquife, situadas en la vecina provincia de Granada. 

La necesidad era clara: optimizar el transporte del mineral desde el interior hasta los barcos sin tener que recurrir a complejas maniobras en tierra. Así, entre 1902 y 1904, se construyó esta imponente obra de ingeniería bajo la dirección del ingeniero escocés John Ernest Harrison.

Vista desde abajo del Cable Inglés. ©Autoridad Portuaria de Almería.

El Cable Inglés se inauguró oficialmente el 27 de abril de 1904. Su funcionamiento era tan eficaz como innovador: un sistema ferroviario llegaba desde la estación de tren hasta la estructura, que contaba con tolvas laterales capaces de almacenar el mineral y verterlo directamente por gravedad a las bodegas de los barcos. 

La estructura tenía dos tramos: uno que conectaba con las vías férreas y otro que se adentraba en el mar, suspendido a casi 19 metros sobre el nivel del agua. En su época de esplendor, era capaz de cargar un buque de 8.000 toneladas en apenas diez horas.

Para su construcción se utilizaron cerca de 4.000 toneladas de acero fundido importado desde Escocia, más de 8.000 metros cuadrados de madera y más de 1.100 metros cúbicos de hormigón hidráulico. 

Cable Inglés. ©Turismo de Almería.

Este uso de materiales industriales, junto con su función mecánica, convierte al Cable Inglés en un ejemplo perfecto de lo que se conoce como inmueble-máquina, una tipología dentro de la arquitectura industrial.

Durante décadas, el Cable Inglés fue un símbolo del dinamismo económico de Almería, estrechamente vinculado al comercio internacional de minerales. Su actividad cesó en 1970, coincidiendo con el declive de la minería en la región y la transformación de los modelos logísticos portuarios. A partir de ese momento, la estructura quedó abandonada, como un esqueleto de hierro oxidado que poco a poco se fue integrando en el paisaje urbano, pero sin perder del todo su dignidad.

Vista lateral de la rehabilitación del Cable Inglés. ©Autoridad Portuaria de Almería.

En 1998, la Junta de Andalucía lo declaró Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, reconociendo así su extraordinario valor técnico, histórico y estético. Sin embargo, no fue hasta hace unos años cuando se abordó su rehabilitación completa. 

Gracias a un ambicioso proyecto en dos fases, liderado por la Autoridad Portuaria de Almería, el Cable Inglés ha sido restaurado y convertido en un espacio visitable. Hoy funciona como un paseo peatonal que se adentra en el mar, ofreciendo vistas espectaculares del litoral y recuperando al mismo tiempo la memoria de la ciudad.

El acceso al monumento es gratuito y está abierto todos los días de la semana. En invierno, se puede visitar entre las 9:00 y las 21:00, mientras que en verano el horario se extiende hasta las 23:00. Caminar por sus pasarelas permite no solo disfrutar del paisaje, sino también imaginar el ir y venir de trenes cargados de mineral y el bullicio portuario de otra época. 

De hecho, se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados de Almería y en un ejemplo modélico de cómo el patrimonio industrial puede encontrar una segunda vida sin renunciar a su identidad.

Imágenes | Turismo de Almería / Autoridad Portuaria de Almería

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