Cuando el calor aprieta, la playa suele ser nuestra primera escapada: olas, brisa y arena parecen el único refugio. Sin embargo, la España del interior –con ríos escondidos, cascadas frescas, bosques densos, pueblos con encanto, montañas y cuevas– nos ofrece vacaciones de naturaleza pura sin necesidad de pisar la costa. Uno de esos tesoros se encuentra en la provincia de Lugo, en la comarca de A Mariña Lucense: la Ruta del Río Xunco.
Esta ruta gallega, en el término municipal de Cervo, vibra a escasos kilómetros de la costa pero perfectamente en el interior. El recorrido comienza en la Praza do Souto, en el mismo núcleo de Sargadelos o muy cerca del Ecomuseo Terras de azul cobalto.
Desde allí arranca una senda circular de unos cuatro kilómetros, desniveles suaves, ideal para un paseo de una mañana o tarde. Se puede llegar fácilmente en coche desde Lugo, tomando la A‑8 hacia Foz/Cervo y luego la LU‑161 hasta el pueblo.

El eje de la ruta es el río Xunco, afluente suave del mar Cantábrico, que se filtra entre bosques de ribera, pequeñas cascadas y antiguos molinos de agua. Uno de los tramos más pintorescos es el Paseo de los Enamorados, un carril-enlace junto a la acequia que alimentaba los hornos de la antigua industria, hoy bordeado por helechos y hayas.
Ese recorrido desemboca en una presa del siglo XVIII, construida en 1791 para gestionar el caudal de agua de la siderurgia original, que hoy forma una elegante pequeña cascada.
Tras contemplar la cascada y su entorno húmedo y sombrío, continuamos el paseo hasta la Fonte da Tella, una fuente de dos caños rodeada por vegetación, donde podemos refrescarnos y llenar agua fresca.

A continuación, la ruta atraviesa una senda botánica en el Monte Escarabelada con más de veinte especies autóctonas gallegas. El tramo de vuelta se realiza por una carretera rural, alcanzando la Pía do Xunco, justo a un kilómetro de llegada, donde es posible detenerse en la Galería de Sargadelos de Cervo o en el cercano Museo Histórico de las Reales Fábricas.
El valor singular de esta ruta radica en su fusión de patrimonio industrial y belleza natural. Las Reales Fábricas de Sargadelos fueron en origen una siderurgia –equipada con altos hornos desde 1794 para fabricar hierro y munición–, reconvertida luego en un importante centro de cerámica hacia 1804, introduciendo en España piezas de inspiración inglesa con coloraciones azuladas y diseños decorativos innovadores.

Los restos de hornos, la presa, la Casa de la Administración, la fábrica de loza y hasta la iglesia de Santiago de Sargadelos forman hoy un conjunto histórico‑artístico perfectamente integrado en la naturaleza.
En la ruta se pueden ver las ruinas industriales, los molinos, el Paseo de los Enamorados, bosques, cascadas, la fuente y, al final, el museo. Es una experiencia de inigualable frescor, perfecta para días de verano intensos. Aunque no se permite el baño en el río, la temperatura, la sombra permanente y la proximidad del agua hacen el ambiente muy fresco.
¿Cuándo ir? La mejor época es de primavera a otoño. En verano permite huir de las olas y el calor costero; las temperaturas se mantienen más bajas junto al río. La primavera renueva el verde; el otoño tiñe de ocre los bosques de ribera. El invierno no se recomienda por caminos resbaladizos y fríos.
Imágenes | A Mariña Lucense