En la pescadería no hay paz. La última cruzada no tiene que ver con el precio del marisco ni con si el calamar es fresco o congelado, eso es un debate que se queda en Navidad. La batalla es, literalmente, contra las bandejas y papeles en los que se envuelve el género. Y no, no es una metáfora.
Algunos clientes han decidido que estas bandejas no solo estropean el planeta, sino que además son un fraude. “¡Eso pesa más que la merluza!”, dicen. Pero los pescaderos, que ya tienen bastante con filetear, desescamar y no cortarse un dedo, han empezado a responder con báscula en mano y cara de resignación.
En TikTok, el enfrentamiento se ha convertido en tendencia. Pesa el pescado con bandeja, sin bandeja, con papel, sin papel, con la mano, sin la mano y si se tercia, se entrega al vuelo, sin envoltorio ni anestesia. Todo por demostrar que, efectivamente, la bandeja pesa lo mismo que el papel encerado y que no hay timo alguno: son 10 gramos.
Las bandejas de casa
Pero el verdadero problema viene cuando el cliente saca de su bolso una bandeja de casa. Una de esas que han hecho mil guerras en la nevera y no conocen el Fairy desde años ha. Nadie garantiza que ahí no haya más bacterias que en el propio mar.
Los pescaderos, que antes lidiaban con la anisakis, ahora lidian con teorías conspirativas de supermercado. Intentan explicar que el cartón o el papel son más sostenibles y más higiénicos.
El trasfondo es la incomodidad de una práctica que antes se aceptaba sin rechistar. Hoy, sin embargo, todo se discute. La gente quiere transparencia, sí, pero también quiere que el salmón pese menos sin perder una loncha.
Y mientras tanto, en las redes, los vídeos, en tono viral y en serio, siguen acumulando visitas. Porque si algo pesa más que el pescado, es esta absurda guerra de envoltorios que, como todo en TikTok, ha pasado de denuncia social a espectáculo marino de rapes lanzados al vuelo a las manos de la clientela.
Pese a esta pedagogía con humor que están haciendo desde diversas paradas, algunos comentan: "No me parece normal pagar la bandeja a precio de rape", o "no tengo que pagar plástico a precio de oro", y otros muestran indignación porque se han traído la bandeja de casa "para evitar crear más residuos".
Foto | Montaje