No es un pueblo más: este pueblo de Palencia tiene el honor de ser el primer ayuntamiento de España desde hace 1.200 años

A Brañosera, en la Montaña Palentina, se le concedió la carta puebla en el año 824

Jaime de las Heras

Editor Senior

En España, el patrimonio natural y cultural se despliega en una diversidad que parece inagotable. Hay pueblos colgados en riscos imposibles, playas escondidas entre acantilados, cuevas que atesoran arte prehistórico, montañas que rozan el cielo y ríos que han sido testigos de siglos de historia. 

Cada uno de estos recursos tiene su propio encanto, pero entre todos hay uno muy especial, no por su tamaño ni por su popularidad turística, sino por su importancia histórica

Se trata de un pueblo pequeño, en la montaña palentina, que ostenta un título que ningún otro puede igualar: el de ser el primer ayuntamiento de España. Este honor pertenece a Brañosera, una localidad que lleva más de 1.200 años ejerciendo como tal, y cuya historia nos conecta con los orígenes mismos de la administración local en la península.

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La historia se remonta al año 824. En un momento en que gran parte del territorio peninsular aún estaba bajo dominio musulmán y el Reino de Asturias empezaba a expandirse hacia el sur, Brañosera recibió un documento que lo cambiaría todo. Ese documento fue la Carta Puebla, una especie de carta fundacional que otorgaba a sus habitantes derechos específicos para repoblar y organizar la vida comunitaria con autonomía. 

Quienes otorgaron este privilegio fueron el conde Munio Núñez y su esposa Argilo, bajo la protección del rey asturiano Alfonso II. Esta carta no solo reconocía a Brañosera como núcleo poblacional, sino que le daba el derecho de autogobierno, de designar sus propios jueces y de organizar sus tierras según sus propias normas. Es decir, estamos ante la primera institución municipal reconocida en la historia de España.

A diferencia de muchas otras localidades cuya historia se mide en años de ocupación o vestigios arqueológicos, Brañosera puede contar, con documentos en mano, cuándo se convirtió en ayuntamiento.

 No hay ambigüedad: fue en 824, mucho antes de que otras regiones empezaran a consolidarse políticamente. Por eso, más allá de ser un pueblo con siglos de historia, es considerado el primer municipio de España, un título que no depende de interpretaciones ni leyendas, sino de un hecho histórico con respaldo documental. Esta singularidad ha hecho que Brañosera, pese a su reducido tamaño actual, ocupe un lugar destacado en el mapa de la historia política y administrativa del país.

Ubicado en el extremo norte de la provincia de Palencia, dentro de la comunidad autónoma de Castilla y León, Brañosera se encuentra a los pies de la sierra de Hijar, en un entorno montañoso que forma parte de la Montaña Palentina. 

Bosques de Brañosera. ©Palencia Turismo.

El pueblo está muy cerca del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina, una de las joyas naturales de la región. Se accede fácilmente desde Aguilar de Campoo, la población más cercana con mayor oferta de servicios, y se encuentra a poco más de una hora en coche desde Palencia capital.

Aunque hoy apenas cuenta con unos 250 habitantes, Brañosera ha sabido conservar y valorizar su historia. El casco urbano mantiene una estética tradicional, con casas de piedra, tejados rojizos y calles empedradas que parecen resistirse al paso del tiempo. 

El Ayuntamiento de Brañosera. ©Palencia Turismo.

En el centro del pueblo destaca el edificio del Ayuntamiento, un símbolo que recuerda su origen municipalista, y que es punto de visita obligado para quienes se acercan a conocer este lugar tan especial.

Iglesia de Santa Eulalia. ©Palencia Turismo.

Pero Brañosera no es solo historia. Su entorno natural lo convierte en un destino ideal para el turismo activo y el senderismo. Desde aquí parten varias rutas que permiten descubrir paisajes de gran belleza. Una de las más recomendables es la senda del nacimiento del río Rubagón, que recorre bosques de robles y hayas, y ofrece miradores naturales espectaculares. 

Puente Rojadillo sobre el río Camesa. ©Palencia Turismo.

Otra opción es la ascensión al Pico Valdecebollas, una cumbre que supera los 2.100 metros y desde la que se puede disfrutar de una panorámica impresionante de toda la comarca. En invierno, incluso es posible realizar rutas con raquetas de nieve, ya que el clima de alta montaña garantiza nevadas frecuentes.

Las tres torres de la cima de Valdecebollas. ©Palencia Turismo.

El visitante que llegue a Brañosera en otoño encontrará uno de sus mejores momentos. Los bosques se tiñen de ocres y dorados, y el ambiente tranquilo del pueblo invita al paseo y la contemplación. En verano, las temperaturas suaves convierten al lugar en un refugio ideal frente al calor de otras zonas del país. 

Y si se elige el mes de octubre, hay un motivo extra para ir: la conmemoración de la Carta Puebla, que cada año recuerda la fundación del ayuntamiento con actos culturales, recreaciones históricas y actividades para todos los públicos.

Imágenes | Palencia Turismo

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