Todo, o casi todo, confluye en este paraíso canario donde hay buena comida, atractivos culturales, playas, ejercicio al aire libre y cortas distancias en coche
Hay una máxima que nos suele perseguir como seres humanos que tienden al inconformismo y que correlacionan tiempo, salud y dinero. Cuando uno es joven, tiene tiempo y salud, pero normalmente no tiene dinero. Cuando maduras, tienes salud y dinero, pero te falta tiempo. Y cuando llegas a la tercera edad, tienes tiempo y dinero, aunque falta salud.
No obstante, hay paraísos para octubre en Europa en los que no hace falta conformarse con ver cómo los termómetros bajan de los 20 grados. Quizá, si no estás jubilado o no eres un nómada digital, el plan no vaya contigo. Pero si estás en esa tesitura, hay un destino paradisíaco a la vuelta de la esquina al que ir: la isla de Lanzarote.
La más oriental de las Islas Canarias se despacha prácticamente durante todo el mes de octubre con temperaturas que rara vez bajan de los 20 grados en las mínimas, mientras que las máximas suelen pasar de los 26 o los 27 grados, convirtiéndola en un paraíso.
No solo Lanzarote es un paraíso, evidentemente, pero al ser la isla más cercana a la península también es la que tiene los vuelos más cortos, haciendo de ella un destino perfecto para esta época del año, especialmente porque no solo tiene temperaturas suaves y está rodeada de playas, sino también porque su tamaño reducido y su orografía, más amable que en otras islas de Canarias, invita a la calma y al descanso sin complicarse.
A ello hay que sumar que está salpicada de pequeños pueblos cargados de encanto y, sobre todo, a que podemos descubrir en Lanzarote el mítico legado del arquitecto y artista César Manrique, que revitalizó la isla y la convirtió en un paraíso ecologista antes de que el turismo de masas la reventase. Eso no quita que haya elementos de esta índole en Lanzarote, pero no en la misma medida que en otras zonas del litoral español.
Dejarse caer por Teguise, Tahiche, Haría y por el encanto de lugares como La Santa o la Caleta de Famara está entre los fundamentales de una isla que, además, cuenta con ferris diarios hacia Gran Canaria y Fuerteventura, por lo que se puede aumentar el recorrido del viaje sin complicaciones, llevando el coche.
A ello, si hablamos de Lanzarote, tampoco podemos dejar de sumar su versión gastronómica y enoturística. Aunque no tiene la fama que tienen otras islas como Tenerife o Gran Canaria, la oferta culinaria de Lanzarote está ganando muchos enteros en los últimos años con restaurantes como Palacio Ico, Sebe (y su manejo de los carabineros y gambas de La Santa), César Hotel y, especialmente, el estrella Michelin Kamezí Bistró, el único de esta categoría dentro de la isla, además de la presencia de restaurantes locales con mucha autenticidad, como sucede con los teleclubs.
Sumado a los planes de enoturismo, con algunas bodegas muy potentes, como la más que centenaria El Grifo –cumple 250 años en 2025– y otras referencias como La Geria, Los Bermejo o Bodegas Stratvs, Lanzarote consolida los días de playa y sol con aventuras entre viñedos centenarios, excavados en tierra volcánica, que invitan a quedarse allí durante semanas.
Imágenes | iStock / Hola Islas Canarias
En DAP | Esta es la única piscina de Lanzarote diseñada por César Manrique en la que te puedes bañar
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