Si se te desconcha una pared, puedes arreglarla tú mismo así de fácil con estos consejos de profesional

Un experto explica el paso a paso que debes seguir para lograr un acabado duradero en paredes, que pasa por rascar, fijar y lijar antes de pintar

Joana Costa

Editor

Las paredes desconchadas son uno de esos males domésticos que nunca llegan con discreción: pequeñas grietas que se convierten en manchas, burbujas que se inflan tras la humedad y capas de pintura que caen como si fueran escamas.

Aunque pintemos encima una y otra vez, el problema siempre parece regresar, recordándonos que una pared dañada no se arregla a brochazos rápidos. La frustración es común: el esfuerzo de renovar la estancia se pierde en cuestión de semanas porque la pintura fresca se descuelga y vuelve a mostrar la cicatriz de siempre.

Por eso, antes de lanzarse con rodillos y colores nuevos, conviene entender que lo importante no es el maquillaje, sino la preparación profunda de la superficie. En este punto entra la voz de los profesionales, que saben que el secreto está en trabajar con paciencia, sino la pared seguirá "respirando" defectos. Y de nada sirve estrenar tonos modernos si la base se viene abajo al primer intento.

Por ello, restaurar una pared dañada no es cuestión de aplicar masilla al azar. Según el pintor profesional y creador de TikTok @decora_exotik, el primer paso es rascar toda la superficie. Hacerlo elimina esa capa débil o helada que, de lo contrario, provocará que la pintura nueva se desprenda rápidamente, como si la pared "resoplara" de rechazo al esfuerzo

Limpiar y preparar

Una vez limpio el polvo y retirado cualquier resto suelto, llega el momento de preparar la superficie con un fijador adecuado. Este producto se utiliza diluido: una parte de fijador por tres de agua. Su función es penetrar el fondo, estabilizarlo y proporcionar una base adecuada para recibir pintura sin que se despegue.

Al aplicar la primera capa diluida, se deje secar completamente. Después, se puede dar una segunda capa de fijador sin diluir o ligeramente diluida, para reforzar aún más la adherencia. Este doble tratamiento asegura que la masa y la pintura se fijen correctamente sin problemas.

Uniformizar la pared

Cuando el fijador haya secado por completo, llega un paso clave: lijar la superficie. Esta lijada final uniformiza la pared, eliminando pequeñas irregularidades o bordes visibles entre el parche y la parte sana. Así, el acabado será suave y listo para recibir pintura sin marcas.

Gracias a este método —rascar, fijar, secar, lijar— la pintura nueva se mantendrá firme por más tiempo. Ya no se verá cómo el borde del parche se despega y levanta, dando ese aspecto descuidado y poco profesional que tanto molesta.

Este procedimiento es una técnica profesional adaptada al hogar. No requiere productos complicados, pero sí constancia en los pasos. Los resultados muestran cómo una reparación bien hecha evita rehacerla en el corto plazo.

Lo mejor de este método es que, tras lijar, la pared está lista para pintar como si fuera nueva. La pintura se adhiere mejor, se ve más uniforme y el color queda transparente, sin parches visibles. El esfuerzo invertido se traduce en un acabado impecable.

Si quieres una pared que dure sin romperse ni desprender pintura, confía en esta solución probada: rascar bien, aplicar fijador en dos fases, esperar el secado y lijar antes de pintar. Siguiendo ese orden, no tendrás que lamentarte de desperfectos en semanas.

Foto | Freepik, Decora_exotik

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