La novelista mantiene sus orígenes manchegos muy presentes también en cuanto a sus alojamientos preferidos en España
Cuando un Parador de Turismo te conquista la primera vez, es difícil no dejarse seducir por el catálogo que esta ya histórica cadena hotelera tiene en España para querer visitarlos todos. Es inevitable que uno de los alojamientos nos haga especial tilín, y quien viaja mucho, como la escritora María Dueñas, termina por tener un Parador predilecto al que siempre volver. Aunque no es difícil imaginar cuál es su favorito.
Nacida en Puertollano (Ciudad Real) pero residente desde hace muchos años en la Región de Murcia, donde es profesora titular de filología en excedencia, María Dueñas saltó a la fama en 2009 con el éxito que alcanzó su primera novela, El tiempo entre costuras, todo un fenómeno literario con posterior adaptación a la pequeña pantalla. Aunque vive en Cartagena con su familia, donde su marido es profesor de latín, la tierra siempre llama y esta novelista mantiene su alma manchega.
La autora acaba de publicar su nuevo trabajo, Por si un día volvemos, y Paradores ha aprovechado para hacerle una entrevista donde, como es inevitable, le preguntan si conoce la red hotelera y, en su caso, si tiene un alojamiento preferido. La escritora lo tiene clarísimo, pues le une una relación especial al Parador de Almagro:
“Mi favorito es el de Almagro; allí celebré mi boda y las de casi todos mis hermanos. Este próximo mes de octubre volveremos a reunirnos en él, para una nueva celebración, con toda mi gran familia”.
En plena llanura manchega, Almagro es una de esas ciudades históricas de nuestro país a la que siempre merece la pena volver, y no solo para zambullirse en la oferta teatral que ha convertido en su seña de identidad. 24 horas en Almagro ya dan para mucho en cualquier época del año, y alojarse en el Parador es una experiencia que, si el presupuesto lo permite, no hay que pensarse mucho.
El Parador de Almagro es uno de los alojamientos con cuatro estrellas de la red, emplazado en pleno centro de la ciudad y ocupando el antiguo Convento de Santa Catalina. Un edificio de gran valor histórico-artístico que data del siglo XVII, y que fue en su día el primer convento franciscano de la villa.
Ampliado a lo largo de los siglos, y perfectamente renovado y adaptado a los nuevos tiempos, este Parador ofrece un viaje a través de 400 años en una confluencia de estilos arquitectónicos llenos de detalles que hacen que sea una parada obligatoria para curiosear aunque no se esté alojado en el mismo. Barroco, renacimiento y mudéjar conviven en un monumento que sorprende por los 14 patios interiores que dan dinamismo a su planta, refrescando el edificio en los meses de más calor también gracias al uso tradicional de las galerías porticadas y pasillos.
Sus habitaciones conservan el estilo tradicional antiguo con todas las comodidades modernas que se pueden esperar hoy, destacando las paredes blancas cubiertas con los tradicionales azulejos geométricos y las llamativas vigas azules que cruzan los techos.
El precioso claustro, los patios y salones hacen que sea un Parador perfecto para celebraciones, como bien sabe María Dueñas, y no es difícil imaginarse una boda o cualquier otra celebración familiar al atardecer en sus instalaciones. Y, desde luego, el restaurante, situado en el antiguo refectorio, esta más que recomendado para quienes quieran disfrutar de la cocina manchega tradicional con un estilo más actualizado y refinado.
Imágenes | Paradores - Facebook María Dueñas
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