En la provincia de Ciudad Real hay un municipio célebre por acoger uno de los Parques Nacionales más conocidos de nuestro país, Las Tablas, el último representante de uno de los ecosistemas más valiosos para las aves, las tablas fluviales. Es el gran atractivo de Daimiel, pero esta localidad de origen medieval alberga, además, uno de los yacimientos arqueológicos más singulares de España que también se merece, por sí solo, una escapada.
Decíamos que Daimiel nació como villa medieval, muy ligada a la Orden de Calatrava en el siglo XIII, pero sus orígenes como núcleo poblacional se remontan a muchos siglos atrás. Las peculiares características de la zona, con las confluencias y desbordamientos de los ríos Guadiana y Cigüela, favorecieron los asentamientos de culturas antes incluso de la llegada de romanos y árabes.
Así lo atestigua el yacimiento de Motilla del Azuer (2200-1300 a.C.), el más importante de la Edad del Bronce en La Mancha que además representa un tipo de asentamiento único en la Península Ibérica, las motillas. Se encuentra en el margen izquierdo del río Azuer a apenas 10 kilómetros de la localidad de Daimiel, desde donde parten las visitas guiadas que permiten adentrarse en este monumento único.
Las motillas se llaman así porque forman una elevación artificial en un terreno llano, y el caso de la del Azuer es especialmente singular por el valor científico que ofrece a los arqueólogos e investigadores, ya que apenas se han conservado ejemplos que permita estudiarlas en nuestros días.
La Motilla del Azuer está formada por dos grandes espacios bien diferenciados: un recinto interior fortificado amurallado, y una zona exterior donde se distribuían viviendas, cabañas, fosas y espacios de almacenaje o dedicados a actividades agrarias y de artesanía.
El recinto fortificado, de grandes dimensiones, está formado por varias murallas concéntricas distribuidas en torno a una torre central cuadrangular, cuya función era la de proteger y defender las actividades que se realizaban en su interior. Destacan los silos de almacenaje, algunos de notable tamaño, así como hornos y cuadras para acoger distintos tipos de ganado, mayoritariamente ovino y caprino. Hay además un singular patio trapezoidal con un pozo que extraía agua perforando las terrazas del río; es la estructura hidráulica más antigua de la Península Ibérica.
El yacimiento se encuentra a día de hoy todavía bajo trabajos de excavación e investigación arqueológica, pero es posible visitarlo gracias al sistema de visitas guiadas puesto en marcha desde Daimiel. Para ello es imprescindible adquirir la entrada con antelación, online o en el Museo Comarcal de la localidad, lugar desde el que parte esta visita, la cual incluye los traslados al yacimiento y tiene una duración aproximada de dos horas.
Conocer este paraje único de nuestro patrimonio arqueológico es sin duda una actividad perfecta para complementar con la visita a las Tablas y a la propia Daimiel, una localidad llena de encanto con multitud de monumentos y lugares de interés para visitar mientras se recorren sus calles. No en vano la villa adquirió el reconocimiento de ciudad en 1887, concedido por la entonces reina regente María Cristina, por su gran desarrollo económico y cultural.
Imágenes | Motilla del Azuer
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