El exquisito dulce artesanal que casi nadie conoce fuera de Sanlúcar y solo se puede probar en esta pastelería familiar

Se trata de una creación exclusiva del fundador de la confitería, cuyos orígenes se remontan al año 1961

Liliana Fuchs

Editor

La dulcería andaluza tiene muchas referencias famosas en toda España que incluso han superado fronteras, casi siempre ligadas a fiestas como Navidad o Semana Santa. Pero hay muchas más especialidades más locales que van más allá de mantecados, polvorones y roscos de vino, como bien saben, por ejemplo, en Sanlúcar de Barrameda. No hay goloso en la zona que no conozca a La Rondeña.

La historia de esta marca familiar se remonta al año 1961, cuando Juan Jiménez Domínguez fundó la primitiva empresa transformando en un obrador su propia casa en la localidad gaditana. Con apenas 19 años ya estaba inmerso en el mundo de la pastelería, y pronto tuvo claro que quería emprender su propio negocio.

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Trabajando en condiciones un poco precarias al principio y con pocos medios, repartiendo y vendiendo él mismo sus dulces por la ciudad, de su obrador salían los dulces más típicos locales, pero no tardaría en idear sus propias fórmulas creando así el que sería el producto estrella de la casa: la masa real. Con el éxito de su trabajo fue ampliando el negocio hasta trasladar el obrador en las afueras de la ciudad, modernizando las instalaciones y ampliando la plantilla para crear un repertorio de dulces y especialidades propias que también incluirían mantecados y polvorones navideños.

Con un amplio catálogo que hoy incluye una línea de bollería andaluza tradicional, mazapanes, caramelos, bizcochos, hojaldres y mucho más, La Rondeña también elabora productos típicos de temporada solo disponibles en fechas concretas, como Cuaresma o Navidad. Pero si hay algo que nunca falta en sus expositores es la masa real, también conocida por sus clientes como rondeña, la especialidad de la casa, receta creada por el fundador que hoy sigue encandilando a los más golosos que la prueban por primera vez.

Se trata de un dulce de formato sándwich, con dos capas de masa de pasta con una textura tierna y suave, pero no abizcochada sino más como una galleta de pueblo de las de antes, que encierran un relleno equilibrado de confitura de cabello de ángel casera. La masa se hornea con un baño de huevo batido y se termina con una generosa capa de azúcar glasé, presentándose cada unidad envuelta a mano individualmente.

La masa real se puede hoy adquirir por unidades sueltas a granel en sus tiendas físicas, las bautizadas como Dulcerías La Rondeña, que recrean el estilo de las antiguas confiterías tradicionales evocando un ambiente de época nostálgica y hogareña. Además, se pueden adquirir directamente en la fábrica obrador y también es posible comprarlas desde cualquier punto de España a través de su tienda online, donde también están disponibles otros dulces y varios lotes y cajas con diferentes surtidos.

La Rondeña tiene además un surtido de dulces sin gluten, con obrador certificado especial para celíacos abierto en 2024, y cuenta con tiendas fuera de su Sanlúcar natal, en Sevilla, Jerez de la Frontera y Cádiz. En tiempos de Semana Santa, sus torrijas, rosquillas de Cuaresma y alpisteras vuelan.

Imágenes | Dulcería La Rondeña

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