En pleno Parque Natural de los Arribes del Duero, esta villa se encuentra en un entorno natural privilegiado
La comarca los Arribes del Duero es una de las joyas que guarda Castilla y León, Parque Natural protegido por la riqueza paisajística y el valor de la fauna y flora que alberga. En pleno corazón de Arribes, en lo alto de un promontorio rocoso con vistas privilegiadas, se encuentra Fermoselle, el conocido como “balcón del Duero”. Un pueblo cargado de historia, patrimonio y encanto donde la propia villa parece competir con la naturaleza que lo rodea. Y esconde muchos secretos.
Fermoselle se sitúa en un lugar estratégico no solo por su situación en el agreste terreno de la comarca, sino también geográficamente, siendo el último pueblo de la provincia de Zamora antes de cruzar hacia la frontera con Portugal, limitando al sur con Salamanca. No en vano el escritor Miguel de Unamuno se refería a la villa como un “pueblo fin de trayecto”, lugar idóneo para desconectar del mundo y dejarse inspirar por sus paisajes, sus calles y sus gentes.
Los primeros asentamientos se remontan, según los hallazgos arqueológicos, a la Edad de Bronce, pero sería ya en época romana cuando el primitivo pueblo empezaría a desarrollarse de verdad gracias a las infraestructuras que conectaron la zona con la ciudad de Zamora, a unos 60 km de distancia. Visigodos y musulmanes también dejarían su huella en el municipio, hasta convertirse en un punto estratégico de la Reconquista tras pasar a formar parte del Reino de León. En 1172 se escribiría el primer capítulo relevante de la historia de Fermoselle, al convertirse en hogar de doña Urraca, reina destronada cuando el papa Alejandro III anuló su matrimonio con Fernando II.
El pueblo se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo aprovechando los recursos naturales que ofrece su peculiar entorno, con un suelo abundante en pizarra que retiene muy bien la humedad. Además de producir aceite de oliva, es sin duda la producción de vino la que ha tejido la economía y la cultura del pueblo, integrado hoy en la Denominación de Origen Arribes del Duero.
Fermoselle seduce desde sus propias calles sinuosas, irregulares y empedradas, que trazan un mapa urbano de herencia medieval donde aún perviven viviendas y construcciones tradicionales con la propia roca granítica del terreno como gran protagonista. Hay que tomarse con calma los paseos para recorrer a fondo el corazón del pueblo, declarado Conjunto histórico-artístico, repleto de rincones con encanto entre callejuelas, plazas y recovecos, con pendientes, escaleras, balconadas y arcos que forman un monumental complejo cargado de historia y que sumerge al visitante en un viaje en el tiempo.
No se pueden deja de visitar enclaves como la Plaza Mayor, el castillo de Doña Urraca, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el museo del aceite, los miradores o las numerosas ermitas del entorno. Y, por supuesto, no hay visita a Fermoselle completa sin adentrarse en las bodegas subterráneas que esconde el suelo de esta peculiar villa, pues se conoce como el pueblo de las 1.000 bodegas.
El clima y el terreno obligaron a sus habitantes a horadar la superficie para llenar el subsuelo de galerías que forman hoy un fascinante entramado de espacios donde se ha conservado durante siglos el vino, protegido de las inclemencias del tiempo. Hoy se pueden visitar y conocer mejor su historia, su legado y su actividad actual gracias a la Ruta del Vino Arribes, una experiencia inmersiva guiada que merece mucho la pena en cualquier época del año.
El pueblo también tiene buena fama entre los amantes del turismo gastronómico, pudiendo disfrutar en un gran número de locales de la gastronomía zamorana y especialidades locales donde se deja ver la cercanía con Portugal. Destacan así platos como el arroz a la zamorana, el popular bacalao a la tranca, embutidos artesanales, carne asada, hornazo, quesos, patatas a la importancia, cazuelas de cabrito, patatas con pulpo, judías pintas, etc., además de dulces típicos como rosquillas y periquitos.
Fermoselle es además un punto de partida o final ideal para el turismo rural y las actividades en la naturaleza que se pueden practicar en el entorno de Arribes, con el Duero como eje principal del paisaje. Según la época del año, hay disponible una extensa red de rutas de senderismo para todos los niveles, y también cruceros fluviales.
Imágenes | Fermoselle - Antramir
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