El truco de los 10 segundos que utilizan en los restaurantes para lograr siempre un arroz cocido perfecto, suelto y suave

Cocer un simple arroz blanco puede ser más difícil que freír un huevo, algo que tampoco es nada fácil. Cocerlo bien, pues cualquiera puede conseguir una plasta de granos pegajosos medio pegados al fondo del cazo. En DAP tenemos varios métodos para conseguir ese arroz en blanco soñado, pero además hay algunos trucos de profesional que nos pueden hacer la vida más fácil.

Primero hay que dominar la básica receta de arroz blanco, la tradicional, con su proporción adecuada de cereal y agua. Obviamente, no todos los tipos de arroz requieren la misma cantidad de agua ni de tiempo de cocción, y veces sí queremos que nos quede un poco más pegajoso, como cuando hacemos arroz para sushi. 

Pero para una guarnición de grano más largo, el punto ideal es de grano suelto, suave, esponjoso en su conjunto, aireado. El arroz basmati o el aromático arroz jazmín son perfectos para este menester, el problema es que nuestros esfuerzos pueden irse al garete al levantar la tapa cuando ya se ha completado la cocción. Por cumpla de la condensación del vapor que se transforma en agua líquida. Adiós textura perfecta.

Un truco que evita este incordio y que utilizan muchas cocinas profesionales es colocar un paño de cocina entre la cacerola y la tapa. Debe estar totalmente limpio y que no se haya lavado con detergentes olorosos ni usando suavizante, o podrías darle a tu arroz un aroma poco apropiado a jabón de marsella.

Cuando vayas a retirar la olla o cazuela del fuego, quita la tapa, pon el paño y vuelve a cerrar con la tapadera, procurando que el paño esté tenso y no toque el arroz. Espera 10 minutos para que la tela absorba la humedad antes de destapar y airear el arroz con un tenedor; debería estar perfectamente cocido y seco.

Con este paso, que solo exige 10 segundos de trabajo adicional además del reposo, puedes también evitar ese exceso de humedad en platos con arroz cocinados al fuego, como explica Leah Colins, quien trabajó durante años en varios restaurantes antes de dedicarse a la comunicación gastronómica. Un pilaf o platos como un arroz amarillo con pollo y verduras pueden beneficiarse de este truco simple.

Imagen | Freepik/KamranAydinov

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