Noticias de Jínjoles en Directo al Paladar

Siempre he defendido la estacionalidad y el calendario de frutas y verduras, y es que me encanta que cada época tenga unos sabores diferentes. Para mí, el final del verano viene marcado por el jínjol o azufeifa, un fruto poco conocido en otras regiones muy típico del litoral mediterráneo. En el campo donde he pasado todos los veranos de mi vida siempre hemos tenido varios jinjoleros, y los niños observábamos con ansia sus frutos aún verdes esperando que maduraran. Ya al final del verano se tornan rojos, ofreciendo un bocado delicioso para endulzarnos el final de la época estival. El jinjolero, un bonito árbol lleno de espinas Estos frutos proceden del árbol jinjolero (Zizyphus jujuba), una especie caducifolia que no suele superar los 8 metros de altura y que se desarrolla con numerosas ramificaciones llenas de espinas, con hojas pequeñas y ovaladas. Es una especie procedente del sureste asiático que crece con facilidad en climas cálidos sobreviviendo a la escasez de lluvias típica de tierras levantinas. En la Vega del río Segura era un árbol muy típico de la huerta ya que apenas requiere cuidados. A pesar de que se ha reducido su cultivo, el jinjolero es un árbol que sigue siendo común en la huerta murciana y en zonas agrarias como el campo de Cartagena, además de en otras regiones cercanas como en la Comunidad Valencia, este de Andalucía o en las islas Baleares. En ocasiones los árboles más pequeños no llegan al metro y medio de altura pero también son capaces de ofrecer una buena cosecha de frutos. La variedad silvestre (Zyziphus lotus) que aún crece en muchos caminos se distingue por tener un perfil de matorral achaparrado. Un fruto dulce y saludable El fruto del jinjolero, el jínjol propiamente dicho - también conocido como azufaifa, gínjol o jujuba, entre otros - presenta una forma similar a la aceituna, con un tamaño que puede variar desde 2 hasta 6 centímetros de longitud. Tiene forma globular con un pequeño hueso interior. Cuando aún está madurando es de un color amarillo verdoso que se va convirtiendo en rojo hasta conseguir una bonita tonalidad granate. Una vez totalmente maduro comienza a arrugarse antes de caer del árbol, y es toda una golosina tentadora para insectos y pájaros. Los jínjoles se pueden comer cuando aún presentan vetas verdes, con una textura firme. La piel es muy fina y cruje al morderlos, descubriendo su carne verde amarillenta, dulce y harinosa. Cuanto más maduro esté el fruto, más tierno y dulzón resulta. Propiedades y usos gastronómicos Es una fruta rica en azúcares, taninos y mucílagos, con una notable cantidad de vitamina C. El jínjol es por tanto una fruta nutritiva y energética, aunque no demasiado calórica. Además presenta propiedades beneficiosas para el organismo por lo que tradicionalmente se ha empleado como materia prima para variados remedios caseros. La corteza y las hojas se han empleado para elaborar preparados astringentes mientras que el fruto puede tener efectos laxantes. También han sido muy populares los remedios para tratar afecciones respiratorias, faringitis, eccemas y pequeñas heridas externas. Gastronómicamente los jínjoles se consumen normalmente al natural, más o menos maduros, como tentempié o pequeño capricho especialmente disfrutado por los niños. En países como Líbano o Jordania también es se toma como aperitivo o incluso como postre tras las comidas, mientras que en otros como China o Corea se emplea para preparar conservas dulces, vinos o vinagres. En nuestro país los jínjoles se han usado como base para elaborar licores caseros artesanales. Para ello hay que esperar a tener una buena cantidad de frutos desecados, que se introducen en botellas y se cubren con algún alcohol dulce, como el anís. Se suelen dejar macerar durante semanas o meses para que el sabor de jínjol consiga sobresalir. Para mí los jínjoles son otro indicativo de que se aproxima el final del verano. En la cálida y seca Murcia los primeros frutos maduran antes de llegar a septiembre, justo a tiempo para la tradicional feria que se celebra en la capital de la Región. Aún hoy se siguen vendiendo en típicos cucuruchos de papel haciendo las delicias de niños y mayores. Siempre he disfrutado de los jínjoles bien frescos, recolectándolos en medio de un paseo por el campo, pero últimamente me gusta usarlos también como ingrediente en dulces y postres. Se puede emplear como cualquier otro fruto, simplemente troceándolo y añadiéndolo a, por ejemplo una masa de bizcocho. ¿Vosotros conocíais este fruto? ¿Cuál es el nombre que se le da al jínjol en vuestras regiones? En Directo al Paladar | Descubre el Tomate Negro de Santiago. Puro sabor a tomate como el de antes En Directo al Paladar | La mora, pequeña joya silvestre

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