Confitadas, en raviolis o al gratín: 3 alternativas sabrosísimas para preparar verduras y tener éxito asegurado

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Eso de comer aburridas verduras cocidas y apenas aliñadas con un poco de aceite es cosa del pasado… ¡afortunadamente! La huerta nos regala un abanico de productos deliciosos durante todo el año a los que cada vez sacamos más partido.

Nuevas técnicas, innovación y creatividad… para cocinar verduras y llenar los platos de color, sabor & risas.

Confitar aporta a las verduras una textura y un sabor increíbles. Se trata de cocerlas en aceite en lugar de agua, a fuego lento, para no alcanzar el punto de fritura. Una técnica ideal para ingredientes delicados, como las alcachofas, ahora en plena temporada. Dales un extra de sabor con quesitos y jamón.

Di adiós a los platos sin sabor con una sabia combinación de horno, verdura y una cremosa mezcla hecha a partir de quesitos, es ganadora. Una opción deliciosa –y ganadora- con la que conquistarás a tus comensales. Deja que el grill del horno aporte un ligero tostado y los quesitos, la cremosidad y el sabor.

Y para los amantes de la pasta y el queso, ¿qué tal un trampantojo en el que la pasta de los raviolis es de calabacín? Una receta tan divertida y sabrosa, como llena de color.

Súmate a la tendencia saludable con originales propuestas, y dales sabor y risas con los quesitos La Vaca Que Ríe.

Alcachofas confitadas

Ingredientes:

  • 4 alcachofas de buen tamaño
  • 8 quesitos La Vaca Que Ríe
  • Aceite de oliva virgen extra, 500 ml. o un poco más
  • 8 lonchas de jamón ibérico
  • Sal
  • Pimienta negra

Para esta receta, debes contar con alcachofas ya limpias y partidas a la mitad.

Coloca la verdura en un cazo no muy ancho y de paredes altas, de tal forma que quepan bien, pero sin que quede demasiado espacio entre ellas y cubre con el aceite de oliva virgen extra. Lo más importante es que las alcachofas queden totalmente cubiertas por el aceite, por eso es recomendable no usar una cazuela demasiado grande, que nos obligue a usar más aceite del necesario.

Acerca al fuego. Al principio a fuego vivo, para que vaya tomando temperatura, y cuando veas que empieza a burbujear baja la intensidad del fuego. El aceite no debe calentarse demasiado, puesto que no queremos freír las alcachofas. La temperatura ideal para confitar es de 90°C. Si dispones de un termómetro de cocina, te resultará muy sencillo controlarlo. En caso contrario, no te quedará otro remedio que estar pendiente y vigilar el aceite: debe estar siempre a la máxima temperatura posible, sin que llegue a burbujear a borbotones, tan solo debe haber ‘pequeñas burbujas’.

Confita las alcachofas durante 40 minutos o una hora. El tiempo total dependerá del tamaño y tipo de alcachofas. Lo mejor es pincharlas, para asegurarte de que están tiernas.

También las puedes confitar en el microondas. Ponlas en un bol, cubre con aceite, corta un círculo de papel de horno del mismo diámetro que el bol y ponlo encima, para asegurarte de que la verdura no flota y queda sumergida. Calienta a máxima potencia durante cuatro minutos. Saca el bol con cuidado de no quemarte y pincha a ver si están hechas o si requieren más tiempo.

En cuanto estén listas, sácalas del aceite y colócalas sobre el plato en el que las servirás y pon una pizca de sal. Deja templar.

Mientras tanto, corta en dados cada quesito La Vaca Que Ríe. Coloca tres o cuatro dados de quesito sobre cada mitad de alcachofa y cubre con una o dos lonchas de jamón. Termina el plato con pimienta negra recién molida al gusto.

El secreto: alcachofas bien limpias

Es quizá la parte que más pereza da a mucha gente: limpiar las alcachofas. Pero, en realidad, es mucho más sencillo de lo que parece con un poco de técnica. Lo primero y más importante: prepara un bol con agua, un ramillete de perejil y un par de limones. Exprime el zumo y además, añade las cáscaras. Prepara también una tabla y dos cuchillos: un cebollero y uno de puntilla.

Primero retira todas las hojas exteriores hasta quedarte solo con el corazón, donde las hojas ya son muy blanquitas. Corta los extremos más duros de la hoja y el tallo con el cuchillo cebollero y con la puntilla, pelar el poco tallo que haya quedado, redondeando también la base. Corta la alcachofa a la mitad y ponla inmediatamente en el agua. En cuanto hayas terminado, lávate las manos, puesto que las alcachofas manchan bastante.

Gratín de verduras

Ingredientes:

  • 50 ml. de leche desnatada
  • 12 quesitos light La Vaca Que Ríe
  • 1 calabacín
  • 1 berenjena fina
  • 3 patatas de guarnición
  • 1 cebolla roja pequeña
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Hierbas provenzales

En primer lugar, mezcla los quesitos con la leche en el vaso de la batidora y tritura hasta obtener una mezcla cremosa. También lo puedes hacer en un bol machacando bien con la ayuda de un tenedor. Así obtendrás una textura un poco más irregular, que puede resultar muy agradable en la boca, después de montar el plato y pasar por el horno. Pon a punto de sal y, si te gusta, un poco de pimienta negra recién molida (es opcional), y reserva.

Lava bien el calabacín y la berenjena, y retira sus extremos. Sin pelarlos, corta rodajitas finas con la ayuda de una mandolina. Si no tienes, también podrás cortar estas rodajitas con un cuchillo bien afilado sobre una tabla, aunque será más complicado que queden todas iguales. Hazlo con paciencia, para que queden finas y regulares.

Pela la cebolla haz lo mismo, corta en aros con la mandolina y con cuidado de que no se deshagan. Por último, pela las patatas, lávalas y córtalas también en rodajitas finas.

Cubre con la mezcla de quesitos el fondo de una mini cocotte, previamente engrasada con unas gotas de aceite de oliva virgen extra.

Ahora ve poniendo las rodajas de verduras, alternándolas y jugando con los diferentes colores, en forma de espiral, formándola de fuera hacia dentro.

Una vez que hayas terminado, pon un poquito de sal, rocía con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y añade unas hierbas provenzales. Opcionalmente, si quieres dar aún más sabor a este plato, parte un quesito extra en dados y ponlos por encima.

Mete en el horno, que ya debe estar precalentado a 180°C y cocina en modo bóveda y solera, es decir, con calor arriba y abajo, durante 20 o 25 minutos. Sirve inmediatamente.

Otras verduras ideales para gratinar con quesitos

Este gratín de verduras resulta ideal por su presentación tan atractiva y colorida, en mini cocottes individuales. Pero existen innumerables opciones para crear deliciosos gratinados de verdura. Si por ejemplo quieres preparar una guarnición, prepara este mismo gratín, pero solo con patata. Eso sí, alterna rodajas de patata morada y patata amarilla para añadir risas y un divertido juego de colores.

La coliflor es otra verdura con la que preparar un delicioso gratín. Saca los arbolitos y guarda el tallo para otra elaboración (un caldo o una crema, por ejemplo). Cubre el fondo de una fuente con la mezcla de leche y quesitos, coloca los arbolitos encima y añade más crema de quesitos por encima, bien aderezada con sal, pimienta negra y nuez moscada. Puedes añadir un toque crujiente con algún fruto seco, como anacardos o almendras. Quedará mucho más ligera que la tradicional coliflor con bechamel.

Raviolis de calabacín y quesito

Ingredientes:

  • 1 calabacín grande
  • 8 quesitos light La Vaca Que Ríe
  • 40 gr. de nueces peladas
  • 80 gr. de salsa de tomate
  • 120 gr. de tomates cherry
  • Tomillo
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Pimienta negra
  • Varias hojas de albahaca fresca

Para elaborar estos raviolis, lava el calabacín, sécalo ligeramente con un papel de cocina y corta los extremos. Con la ayuda de una mandolina, corta en láminas longitudinales. En esta ocasión, sin la mandolina será mucho más complicado obtener con un cuchillo estás láminas, finas y homogéneas, pero puedes intentarlo con un cuchillo bien afilado, algo de paciencia y buen pulso.

Coloca una lámina sobre la encimera de trabajo y otra encima, formando una cruz. Coloca en el centro, donde se cruzan, un quesito y un puñadito de nueces troceadas. Espolvorea con un poco de tomillo seco.

Dobla los extremos de los calabacines hacia el centro para formar el ravioli.

Extiende la salsa de tomate (si es casera, tanto mejor) sobre una fuente de horno. Coloca los raviolis bien separados entre ellos con el cierre hacia abajo. Coloca alrededor los tomates cherry. Salpimienta al gusto y rocía todo con un hilito de aceite de oliva virgen extra.

Mete en el horno, que ya estará precalentado a 190°C y cocina durante 30 minutos.

Adorna con unas hojas de albahaca justo al momento de servir.

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