Nadie daba un duro por ese modelo, pero sí que había una persona convencida del posible éxito de lo que hoy en día es lo más normal del mundo: un restaurante en un centro comercial.
Según ha explicado al podcast Cracks, el empresario y filántropo mexicano Manuel Arango, contra todo pronóstico, el origen de la cadena VIPS no fue nada evidente al inicio.
Tras una pequeña tienda, el fundador de la cadena decidió establecer una segunda muy cerca, bajo el modelo de centro comercial. "Decidimos que en ese centro comercial tenía que haber un restaurante porque le daba vida", explica.
No obstante, esa idea no tenía suficiente atracción para que ninguna de las grandes cadenas de restauración de la época se animara a abriren ese escenario. "No logramos convencer a ninguno de los grandes restauranteros de aquella época en México", subraya.
La empresa tocó a la puerta de los tres o cuatro más importantes que ya existían como Sanborns. "Nos decían, '¿pero quién va a poner un restaurante en ese lugar?'", ya que era un lugar muy alejado.
"Total ignorancia"
Entonces, el empresario se vió obligado a poner el restaurante él mismo, pese a su "total ignorancia", ya que nunca habían gestionado una empresa dedicada a la restauración.
De ese modo, decidieron copiar un modelo que les resultara interesante y se fijaron en lo que se estaba haciendo en el próspero país vecino, en Estados Unidos.
Alló se asesoraron de la mano del propietario de la cadena Norms (especializado en pedidos cortos y servicios rápido) que les regaló su know how a cambio de ser invitado a la inauguración.
Para el nombre, eligieron la expresión ya popular en aquella época de VIP (very important person), que designa a personajes importantes asistentes: "Fue un éxito tremendo", relata.
El menú era tropicalizado, pues incluía tanto las hamburguesas norteamericanas típicas de Norms, pero también tacos, carne asada y otras delicias mexicanas, fusionando ambas gastronomías.
El chef de ese primer restaurante era, no obstante, un cocinero de origen húngaro, aunque asentado en México desde los 12 años. Su nombre era Günther Baumdraher, y sus manos consiguieron hacer crecer el negocio que es hoy VIPS.
Foto | Vips
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