Nada en esta vida es para siempre y las sartenes, sometidas a un intenso trote en la cocina, no están exentas de este fin de la vida útil.
Si bien es cierto que cuidar las sartenes y paellas pueden permitir que nos duren más tiempo, llegará un día en el que será necesario reemplazarlas por otras nuevas y llevarlas al punto de reciclaje para su desmantelamiento.
Esto llegará con señales claras e inequívocas de que hay que dar este paso, pues una sartén deteriorada hablará por sí sola del final de sus días, poniéndolo muy fácil en cuanto a reemplazo.
Especialistas como los de Ganiveteria Roca, explican además que una sartén en mal estado puede alterar la composición y características de los alimentos en buen estado. Es decir puede modificar su sabor u olor.
Asimismo, sartenes con rayadas profundas y muy deterioradas son más difíciles de limpiar, favoreciendo la aparición de microorganismos en esas mismas rayadas en las que se quedan pegados restos de alimentos.
Todo se pega
Uno de los signos más evidentes para decidir tirarlas a la basura de da cuando la comida, todo tipo de comida, empieza a pegarse hagamos lo que hagamos. Esto será la señal de que la sartén ha perdido totalmente su antiadherencia y que ya no puede proporcionarnos esta prestación.
Esto se verá hasta en cocciones tan sencillas y poco pegadizas como las tortillas francesas, que quedarán como enganchadas al fondo de la sartén sin que podamos hacer mucho.
Rayadas
Otro signo de jubilación inminente son las rayadas en la sartén, causadas sobre todo por el uso de utensilios no indicados para aquella superficie.
Nuevamente, estas rayadas provocarán que la comida se pegue en su superficie y representarán una degración irreversible.
Bases abombadas
Bases abombadas en las sartenes también son señal inequívoca de que el material se ha degradado por someterse a bruscos cambios de temperatura. Suele suceder con sartenes de bajo precio.
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Esta irregularidad en la superficie hará que la comida se distribuya de manera poco uniforme y que la comida se cocine de forma desigual, lo cual será poco práctico e incluso algo peligroso, pues hay riesgo de dejar zonas crudas y que haya bacterias que sobrevivan en el interior de los alimentos, especialmente de la carne.
Fotos | Heather Gill/Unsplash
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