Estamos acostumbrados a que los anuncios televisivos de alimentación no ensalcen tanto el buen sabor de algunos alimentos determinados, lo que en realidad ensalzan, es la capacidad de prevenir enfermedades, por ejemplo, margarinas que te bajan el colesterol, leches que aumentan tus defensas o galletas que te ayudan a regular el tránsito intestinal. Esta es la era de los alimentos funcionales.
La verdad es bien distinta, los alimentos funcionales no aportan nada nuevo, ya que la fibra, el calcio, los antioxidantes, etc. ya están de manera natural en los alimentos “no enriquecidos”. En las dietas de nuestros antepasados ya estaban todos estos nutrientes tan saludables y necesarios que actualmente publicitan sin parar. Entonces, ¿de qué sirve enriquecer los alimentos?.
Los alimentos funcionales dicen que son una solución rápida para corregir las deficiencias nutricionales que nos aportan los alimentos refinados, y que afectan más a niños, ancianos y embarazadas. La verdadera solución es mejorar la dieta, introduciendo la amplia variedad de alimentos que poseemos, incluyendo cereales blancos e integrales y aumentando el consumo de verduras y frutas.
Comer bien no supone un esfuerzo, pero la influyente publicidad de alimentos más atractivos (y procesados), la falta de tiempo para comprar productos frescos y cocinar, las comidas fuera de casa… provocan que la dieta no sea la adecuada, recurriendo a los alimentos enriquecidos, que proporcionan una ayuda (menos saludable) a la falta de ciertas vitaminas y minerales.
Lo que no nos muestran de los alimentos funcionales, son los inconvenientes, el primero lo encontramos a la hora de comprarlo, pues al ofrecer un valor añadido, el producto se encarece llegando a costar el doble que el producto “normal”.
No nos han demostrado que el calcio, las vitaminas o la fibra de estos alimentos puedan ser asimilados correctamente por el organismo , es decir, la vitamina D que se encuentra de manera natural en la leche entera se asimila perfectamente, pero no sabemos si ocurre lo mismo con la vitamina D que añaden a la leche desnatada.
Con una dieta normal resulta casi imposible superar los aportes de nutrientes recomendados, pero cuando se utilizan alimentos enriquecidos, es muy fácil, lo que puede ser perjudicial, por ejemplo, la vitamina A si estás embarazada.
Así que, si el ritmo de vida nos obliga a no llevar la dieta deseada, podemos echar mano de vez en cuando a los alimentos funcionales, pero es muy importante no abusar de ellos, y siempre que se pueda, regalarnos alimentos naturales llenos de beneficios para nuestra salud.
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