No me considero una compradora compulsiva. Voy al supermercado con una lista, para acordarme de lo que necesito y ajustarme a ello. No me tientan especialmente las cremas, maquillajes o perfumes. Me gusta la ropa cómoda y no pierdo la cabeza por la moda. Entonces ¿por qué sufro una transformación cuando se trata de equipar mi cocina? Si ya lo dicen mis hijos: “mamá, en nuestra cocina ya no cabe un alfiler“.
Es verdad que desde que me dedico a fotografiar las recetas que voy preparando mi neura se ha agravado considerablemente, pero creo que mi obsesión viene desde que era niña y los reyes me trajeron mi primera batería de cocina. Cuando salgo de viaje, procuro saber con antelación dónde están las tiendas de menaje de los lugares que visitaré, y siempre acabo peleándome con la maleta para embutir lo que he comprado.
Afortunadamente tengo una cocina bastante amplia. Recuerdo que cuando me mudé a mi actual vivienda, los armarios y cajones estaban prácticamente vacíos, pero con el tiempo los boles, vasos, platos, etc. se han ido apiñando y amontonando para dejar paso a las nuevas adquisiciones ¿Y los cortadores de galletas? Tengo una caja llena aunque sólo los use de vez en cuando pues no somos muy galleteros, pero ¡son tan monos!
Cuando vamos a un restaurante procuro controlarme al máximo, pero si el plato que tengo delante me llama la atención me resulta casi imposible resistirme, tengo que darle la vuelta para saber de qué marca es. Y es que esa es otra cuestión. Así como las “fashion victims“ pueden decir sin titubear de qué diseñador es una prenda, yo soy capaz de aventurar la casa que ha lanzado un nuevo utensilio de menaje. Sin equivocarme.
Pensándolo bien, ahora que reflexiono profundamente sobre este tema, no sé porqué digo que en mi cocina ya no cabe un alfiler. Puedo apilar las sartenes, colocar los vasos de dos en dos, uno dentro del otro y reorganizar el cajón de los cubiertos. Seguro que consigo el espacio suficiente para mis próximas incursiones. En cuanto llegue a casa me pongo manos a la obra.
Fotos | kenaxia y LinaMon
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