La cocina vegetariana se asocia a menudo con una cocina dietética pobre en sabores. Pero no tendría por que pasar, si con algunos alimentos, podemos añadir un toque especial a la hora de preparar nuestros platos. Es cierto que la carne aporta un gusto en los guisos y cocidos difícil de encontrar entre los vegetales y las especias, pero con un poco de imaginación y acostumbrando nuestro paladar es fácil llegar a olvidar que nuestros cocidos y platos de legumbres no llevan carne.
Existen muchos alimentos que ya de por sí tienen colores y sabores particulares y que al unirlos a nuestros platos de base todavía se acentúan más esas características. Por lo que si sigues una dieta vegetariana o estas acostumbrándote a ella, te conviene tenerlos de mano y como fondo de despensa, pues van a ser los que hagan que tus platos vayan “directos a tu paladar”.
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Comenzamos con las hierbas y especias, tales como el curry, comino, cilantro, cúrcuma, estragón o menta, ya sean frescas, si tienes la posibilidad de tenerlas, o desecadas y en polvo. Cualquiera de ellas ofrece un delicioso sabor espolvoreadas sobre verduras o platos de quinoa. Incluso especias más exóticas como la mezcla marroquí Ras el Hanout, nos sirven para aportar una dosis de sabor extra a nuestros platos de legumbres.
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Semillas y frutos secos, ricos en proteínas, vitaminas y minerales. Aparte de ser una fuente de beneficiosas propiedades, las semillas de amapola, calabaza, girasol, sésamo o piñones, ya sean crudos o un poco tostados, añaden un toque crujiente a cualquier ensalada. También las nueces, albaricoques, ciruelas, arándanos o pasas, que mezclan si no lleváis una dieta vegana, de una forma deliciosa con cualquier queso azul, aportando un toque picante y creando una combinación de sabores muy interesantes.
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Los aceites vegetales, aparte del clásico de oliva, búscalos de distintas variedades, como de sésamo, de trufa, de avellanas o de nuez, cada uno con sus características servirán para aderezar tus ensaladas, verduras al vapor, crudités e incluso rissottos.
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Vinagres, pasa lo mismo que con los aceites. Hay tantas variedades que la elección se hace difícil. Vinagres balsámicos, de frutas como frambuesa y manzana, de sidra, de Jerez, todos son ideales para realzar sabores en nuestros carpaccios vegetales y ensaladas. O incluso ralladura de limón, naranja o lima, para dar un toque refrescante a los purés de patata, los platos de pasta e incluso berenjenas asadas y champiñones a la plancha.
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Pero si queréis recordar platos más tradicionales recurrir al pimentón, que nos aporta si tenemos añoranza de carne, un sabor a chorizo ahumado a nuestros garbanzos, lentejas, humus e incluso verduras. O quizás os apetecería más aderezar vuestra comida con tomates secados al sol o semisecos en aceite, que también añaden textura y sabor a nuestras salsas y guisos.
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La salsa de soja, sirve perfectamente como sustituto de la sal, añadiendo sabor pero también color a nuestros platos vegetarianos y sobre todo al tofu, con el que combina especialmente bien. Y también es fácil recurrir a los encurtidos, fáciles de tener a mano en casa envasados en conserva. Alcaparras y aceitunas son ideales para añadir a verduras a la plancha, salsas de tomate, para dar gusto al humus o ensaladas y por descontado a nuestras preparaciones de pasta.
Está visto que no hace falta recurrir a la carne para hacer más sabrosos nuestros platos y es que tenemos en nuestra despensa gran variedad de productos que le añaden a la cocina vegetariana sabor, textura y color. No los desperdiciéis y tampoco olvidéis sus grandes beneficios nutricionales.
Imagen | Lablasco | Steffenz
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