No hay época del año en la que más se incite a brindar que en Navidad. Quizá con la excepción de bodas, cumpleaños y celebraciones de índole parecida, no hay momento que más se preste a alzar el brazo y desear buenos deseos haciendo sonar —que no chocar— nuestras copas con los que nos rodean.
De todos esos recuerdos, seguramente el de la palabra chinchín sea uno de los que más nos vengan a la cabeza. Es cierto que no es la única que se utiliza, pero sí es muy habitual que, directamente, en vez de llamarlo brindis lo llamemos 'chinchín'.
Vale que se pueden decir muchas cosas mientras uno brinda, siendo lo más habitual que acabemos diciendo 'salud', lo cual no tiene nada de malo pero no deja de tener algo de ironía cuando brindamos con alcohol de por medio.
Bromas aparte, lo cierto es que el término chinchín lleva instaurado en la memoria colectiva de los brindis desde hace décadas —o siglos— y no es ni una costumbre española ni una costumbre europea. Sin embargo, la adaptamos hace muchísimos años y hoy es una forma de brindar que está presente en todo el mundo.
Cargado de mitos y de simbología, el hecho de brindar siempre estuvo marcado por la confraternización, incluyendo la leyenda del por qué se hacía. Una de las más extendidas, sin que pueda corroborarse de ninguna manera, es la que aludía a que, al brindar, las gotas de cada copa se mezclaban con las de la otra persona.
De dónde viene la palabra chinchín
De esta manera, ambos 'bebían' lo mismo. Una teoría algo peregrina que apunta a que el brindis era la forma de fiarse del otro y suponer que nuestra copa —o la suya— no contenía ningún tipo de veneno. Como decimos, no hay ninguna teoría que sujete, más allá del acervo popular, que los primeros brindis obedeciesen a esta razón.
Caso contrario a lo que sucede con la palabra chinchín, a la que nos referimos desde el inicio y que lleva con nosotros muchísimo tiempo y seguramente no sepamos de dónde procede.
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Pues bien, el chinchín es un término originariamente chino que vendría de la palabra Qǐng, que no significa otra cosa que 'por favor', y es que esa petición —que no tiene que ver con el clinclín— sería con la cual estaríamos invitando a nuestros compañeros a brindar.
En mandarín, ese sonido reiterativo se utilizará para invitar a chocar las copas con los invitados. Tal y como indicaba el escritor Lorenzo Magalotti, italiano, en 1666 cuando se publicó Relazione della China, una extensa recopilación de los viajes de un misionero jesuita austríaco en China, donde se desglosaban rasgos de la cultura china en muchísimos sentidos, del que en el siglo XX se haría eco el lexicógrafo Tullio de Mauro en uno de sus lexicones.
Por cierto, el texto entero de Magalotti lo puedes encontrar aquí —en italiano— donde menciona cómo los chinos repetían aquel 'zin zin zin', que sonaría como nuestro chinchín actual y que los italianos adaptaron.
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