El fin de las cabinas de ducha de cristal: esta tendencia de los hoteles de lujo previene el moho y llega a las viviendas

Para evitar filtraciones, condensación y moho, los hoteles de lujo abandonan las cabinas de vidrio cerradas

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Joana Costa

Editor

Durante años, las cabinas de ducha de cristal han sido símbolo de sofisticación en cuartos de baño: pura elegancia visual, sensación de amplitud y una barrera nítida contra el agua. 

Pero el brillo tiene su talón de Aquiles: juntas, perfilería, siliconas y zonas ocultas facilitan la proliferación del moho. En los hoteles más exigentes, ese inconveniente ya pesa más que el efecto decorativo, y por eso varias cadenas han empezado a prescindir de ellas: optan por diseños más abiertos, minimalistas y con mayor ventilación.

La decisión puede parecer una paradoja estética: menos cristal, menos lujo visual. Pero es justamente ese descarte de recovecos donde se acumula humedad lo que convierte estos diseños en guardianes contra la degradación por hongos

Los baños hoteleros están siendo rediseñados para que el vapor fluya libremente, sin que el agua quede atrapada en rincones. La innovación estética cede terreno frente a la durabilidad real: evitar el moho conviene más que mostrar un gran panel de vidrio impecable.

Lo relevante es que esta transición no se limita a hoteles de cinco estrellas: la misma lógica empieza a adaptarse a viviendas particulares. Si un diseño hotelero de alto estándar juzga que la cabina de cristal es un problema, hay buenas razones para preguntarse si merece la pena en un baño propio. Lo que antes era símbolo de lujo corre el riesgo de convertirse en fuente de mantenimiento constante.

Ducha De Hotel Sin Mampara Y Solo Con El Desague Y La Ducha Foto Horizontal

El cristal, propenso al moho

El cristal, cuando se instala en marcos o perfilería metálica, genera múltiples juntas y rincones difíciles de secar. Ahí se acumula la humedad residual: el caldo de cultivo perfecto para hongos. Además, el sellado de silicona envejece con el tiempo, perdiendo adherencia y permitiendo microfiltraciones. En espacios con poca ventilación o diseños de baño pequeños, el problema se magnifica.

En cambio, al eliminar paneles completos o reducir su extensión —por ejemplo, con mamparas parciales o “walk-in” sin barrera— el vapor encuentra rutas de escape más abiertas. Menos confinamiento significa menos condensación retenida sobre superficies críticas. 

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Un modelo replicable en casa

Esta filosofía busca reducir los puntos donde el agua puede estancarse y actuar como foco de humedad crónica. En casa este modelo se puede adaptar de una forma sencilla. Por ejemplo, con mamparas parciales o fijas de media altura: un panel fijo que no culpa de abarcar todo el espacio permite contener salpicaduras, pero deja que el aire circule libremente.

Otra opción son las duchas "walk-in" sin puertas: prescindir del cristal como factor divisorio total y jugar con desniveles suaves. También, pendientes y desagües ubicados estratégicamente: garantizar que el suelo esté ligeramente inclinado hacia el desagüe, evitando que el agua quede retenida cerca de paredes o bordes.

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También es posible sumarse a esta tendencia con ventilación reforzada: por ejemplo, instalar extractores eficientes o rejillas complementarias para extraer el vapor justo después del uso. Asimismo, es importante usar materiales fáciles de secar: utilizar azulejos lisos, sellados de calidad, y evitar texturas porosas donde haya contacto con el agua.

Ahora bien, no todo baño es apto para eliminar cabinas de cristal sin consecuencias. En espacios muy pequeños, la salpicadura puede llegar demasiado lejos. En viviendas antiguas con deficiente ventilación, el vapor puede migrar a zonas no previstas. 

Y en algunos hogares, el cristal aún cumple una función estética muy demandada que puede perderse. También hay que ir con cuidado con las pendientes, pues construcciones antiguas pueden no ser aptas para que se proyecte una pendiente en el baño.

Lo que antes parecía un lujo decorativo está siendo reevaluado bajo una óptica más pragmática: estética + funcionalidad. Los hoteles de lujo que renuncian al cristal apuestan a la durabilidad y al control del moho, y esa tendencia está cruzando la frontera del mundo hotelero hacia las viviendas privadas. En un baño moderno y bien planeado, prescindir del cristal puede ser un gesto inteligente, no un sacrificio estilístico.

Foto | IA/Canva

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