¿Os imagináis que un día os sentáis a la mesa a desayunar y todo es del mismo color? Pues bien, ese es el experimento que ha querido hacer Fabienne Plangger con sus Desayunos monocromáticos, cuyo resultado son las atractivas e hipnóticas imágenes que ahora disfrutamos.
En colaboración con sus compañeros David Reiner, Sebastian Hierner y Karin Stöckl, este diseñador alemán buscaba ver cómo cambian las sensaciones del comensal en función del color de la comida, descubriendo que hay ciertos colores, como el amarillo o el rojo, que hacen que todo resulte más apetitoso.
Fabian remarca que, en el desayuno completamente azul --aunque es más bien violeta-- se produce la sensación de que está todo estropeado, algo a lo que no ayuda el pan, tintado de color azul, por lo que trae recuerdos de mohos y otros microorganismos poco queridos en la cocina.
Mi desayuno preferido de todos es, sin duda, el amarillo, con ese huevo frito, los plátanos, el zumo de naranja, las magdalenas, un poco de queso... lo tiene todo. El rojo también es apetitoso, aunque personalmente echo en falta unas tiras de bacon, que también son rojas y lo harían mucho más suculento.
Vía | Fubiz Más información | Fabienne Plangger En Directo al Paladar | Comida arcoíris, por Henry Hargreaves
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