No es que tenga mucha ciencia hacer un café y menos en los tiempos de hoy en día donde tenemos todo tipo de cafeteras, pero siempre está bien darse un capricho y hacer este tipo de café de vez en cuando.
La gracia del café turco es que se hace en cezve y en arena caliente, aunque nosotros solo lo vamos a hacer en este recipiente de hojalata, parecido a una taza, y vamos a obviar la parte de hacerlo en arena caliente por cuestiones logísticas.
El secreto del cezve es que el café se hace en dos tandas, hirviendo y parando la ebullición, para así no quemarlo y que saque todo su aroma y, aunque parezca extraño, se parece al típico café de puchero o café de pota, así que tendrá algún poso.
Parte de su encanto, evidentemente, es ese poso, pero la clave del café realmente está en que utilicemos un café recién molido que sea de calidad como un café de especialidad y no el primer café que tengamos por casa para vuestras recetas con café.
Mezclar en el cezve la mezcla de agua y café molido en la cantidad deseada. Poner al fuego (tradicionalmente se hace metiéndolo en arena caliente) y hervir dos veces parando la ebullición entre una y otra.
Al sacarlo echar una cucharadita de agua fría para ayudar a precipitar los posos. Servir en una taza y acompañar de azúcar si se desea, beber con cuidado porque seguirá teniendo posos en el fondo.
DESTALYA Cafetera Turca (Cafetera con 1 Cuchara)
Con qué acompañar el café turco
Un poquito de azúcar, unas galletas caseras, unas pastas de té o algún dátil serán los mejores compañeros de viaje de este curioso café turco que podéis hacer en apenas diez minutos para sorprender a vuestros invitados en desayunos, meriendas y sobremesas.
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