Las gaviotas de Gijón se están atiborrando en las terrazas de las humanos: “Se lanzan en picado

Según informan medios locales, los ataques de estas aves en busca de comida han aumentado y provocan importantes pérdidas económicas en la hostelería

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Liliana Fuchs

Editor

Están acostumbradas a convivir con nosotros, nos han perdido el miedo y están hambrientas. Las gaviotas no dudan en aprovechar cualquier fuente de comida a la vista, y en Gijón este comportamiento se ha convertido en todo un problema para la hostelería o para cualquier paseante que ose comer algo por la calle. Y las gaviotas no parecen despreciar nada, ni siquiera los churros del desayuno.

“Tienes que tapar el churro con el plato porque lo ven y se lanzan en picado a por él”, cuenta María José Rodríguez a El Comercio, comparando sus ataques al de las aves rapaces. Son capaces, incluso, de robarte el sustento directamente de las manos, como le ocurrió al hijo de otra vecina, a quien una gaviota le robó medio bocadillo cuando lo sacaba de la mochila. Han perdido por completo el miedo, y parece que también la vergüenza.

Pese a que la sensación generalizada es de que ha aumentado la población de estas aves marinas en la ciudad, el Ayuntamiento aclara que sucede precisamente lo contrario. Desde Medio Ambiente tienen monitorizadas a unas 700 parejas de gaviotas desde el año pasado, controlando incluso dónde anidan para poder reducir el número de polluelos sacrificados. El objetivo es que, para 2027, no sea necesario sacrificar ninguna cría. El biólogo Alejandro Navazas, director general de este departamento, asegura que la ciudad convive con el mismo número de gaviotas que hace 20 años, y añade que incluso están actualmente bajo amenaza por la enfermedad del botulismo.

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Pero que haya las mismas gaviotas no quiere decir que no hayan aumentado los ataques. Y la culpa, aseguran desde el Consistorio, es enteramente nuestra. Al dejar que se acerquen demasiado e incluso dándoles de comer, como si fueran gorriones o palomas, les ha dado confianza para ocupar los espacios urbanos y fijarse en los comportamientos humanos para adaptarse a nuevos hábitos. “Podríamos decir que se han humanizado”, afirma Navazas, quien insiste en la importancia de no darles nunca de comer y de que hay que ahuyentarlas en cuanto se acerquen.

El sector hostelero tiene ya mucha experiencia a la hora de lidiar con las gaviotas, sobre todo en verano y cuando aumenta la afluencia turística en las terrazas. Si antes era suficiente con retirar rápidamente las sobras de los clientes, últimamente estas aves provocan cada vez más sustos al lanzarse en picado sobre las mesas ocupadas. Además de las molestias ocasionadas, provocan pérdidas económicas con el robo de alimentos, roturas de vajillas y cuberterías e incluso causan daños materiales en el mobiliario.

Según adelanta El Comercio, el Ayuntamiento tiene previsto recurrir al trampeo y al uso de aves de presa como halcones para ahuyentar a las gaviotas y mantenerlas alejadas de las zonas urbanas.

Imágenes | Flickr/Jeremy Keith/Jorge Castro

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