Las diferencias culturales no siempre se dan en viajes al otro lado del mundo. A veces, basta con cambiar de comunidad autónoma para darse cuenta de que el idioma común puede no ser suficiente para entenderse. Eso es precisamente lo que le ocurrió a Nerea Trigueros, una joven sevillana que intentó pedir su desayuno habitual en un bar de Madrid y acabó protagonizando una situación que ha provocado carcajadas en redes sociales.
Su video en TikTok, donde documenta el inesperado malentendido, ya ha superado las 600.000 reproducciones en esta cuenta bastante discreta de la que no cabía esperar que prendiera como una llama en redes.
"Hola, buenas. Sería una media", dice Trigueros con la tranquilidad de quien ha pedido lo mismo toda su vida. Sin embargo, la camarera del bar, ajena a la jerga andaluza, la mira desconcertada y responde con un rotundo: "¿Una media de qué?".
Lo que sigue es un intento desesperado por llegar a un entendimiento, en el que ni la insistencia ni las explicaciones parecen ser suficientes. "No sé cómo se dice aquí", confiesa la joven. "Intenta decirlo", le anima la camarera. Pero el abismo lingüístico ya es insalvable.
En Andalucía, pedir "una media" es la manera habitual de referirse a media tostada, una de las mitades del bollo o pan elegido. En contraposición, "una entera" es la tostada completa. Pero fuera de la región, esta forma de pedir el desayuno puede parecer un acertijo indescifrable.
La falta de comprensión por parte de la camarera hace que el pedido, que en Sevilla sería un trámite de segundos, se convierta en un proceso lleno de idas y venidas, en el que además intervienen otros compañeros de la camarera.
Segundo round
Después de aclarar el misterio del pan, Trigueros pensó que el resto del pedido sería sencillo, pero pronto descubrió que, en un segundo round, su odisea no había terminado, pues el entendimiento tampoco llegaba con el relleno de la tostada.
"Mantequilla y pavo", pidió. Pero la respuesta del camarero que se sumó a la conversación no fue la esperada: "Pavo no hay, jamón york". Un nuevo golpe a sus costumbres matutinas. Aun así, Trigueros aceptó la alternativa y continuó con su petición sin saber que el auténtico problema estaba por llegar.
La situación tocó fondo cuando pidió un batido de chocolate. "El batido de chocolate no te entra como desayuno", le dijeron, como si acabara de sugerir algo escandaloso. "Si quieres un batido de chocolate yo te lo pongo, pero va todo aparte", le advirtieron. La expresión de incredulidad en su cara lo dijo todo. Con la batalla perdida, solo le quedó resignarse y aceptar la realidad: desayunar en Madrid no es tan fácil como parece a no ser que se trate de porras.
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El vídeo ha generado un torrente de comentarios, desde la empatía absoluta de los andaluces con comentarios de la clase “Solo nosotros entendemos este sufrimiento”, hasta el reproche de quienes consideran que la joven podría haberse adaptado más rápidamente. "Yo soy de Málaga, pero tan complicado no es pedir pan tostado y café", comentó un usuario.
Otros se centraron en la actitud del personal del bar: "Vaya desagradable el camarero", escribió alguien, mientras otro respondió: "La paciencia que tuvo, porque la chavala tampoco ayudó mucho".
Más allá del humor de la situación, el vídeo deja claro que las costumbres gastronómicas están más arraigadas de lo que a veces se piensa. Lo que en una región es el pan de cada día, en otra puede ser un concepto completamente ajeno. Y, al final, la lección es clara: viajar dentro de España también puede ser un ejercicio de traducción.
Foto | Emrah Tolu