Europa aprobó la llamada ley rider en 2024, obligando a las empresas de delivery a contratar a todos sus repartidores. Se terminaba así el sistema de riders autónomos que usaban plataformas como Glovo, con el fin de mejorar sus condiciones laborales. Meses después, sin embargo, el sector pasa por un periodo convulso que Alejandro Hermo, CEO de Goiko, resume de forma contundente: todo el mundo pierde.
Así lo exponía Hermo en una publicación de LinkedIn, haciéndose eco de la situación que está viviendo la hostelería con servicio de reparto a domicilio debido al impacto que está teniendo la aplicación de la nueva normativa.
“Hemos pasado de tener un sistema de delivery que funcionaba como un reloj, dando un buen servicio a clientes y restaurantes; a tener un sistema rígido, caro e ineficiente”, afirma Hermo, quien hace referencia al malestar creciente en los últimos meses entre el sector de la restauración por los problemas que están teniendo para cubrir la demanda de pedidos.
Son numerosos los restaurantes y otros locales que se lamentan de cómo las principales plataformas de delivery se colapsan en horas punta o días concretos, con muchos pedidos que no llegan a salir a reparto porque, simplemente, no hay suficientes repartidores disponibles. Esto ocasiona cancelaciones y pérdida de ingresos, además de malestar en el propio local y en la reputación de cara a su clientela.
“Lo que está sucediendo tras el cambio forzado de un modelo de riders autónomos a riders 100% contratados es un “lose-lose” por partida cuádruple”. En opinión de Hermo, todos pierden con esta ley: los riders ganan menos y pierden poder de decisión; los agregadores como Glovo no tienen capacidad para contratar a todos los repartidores necesarios; los restaurantes pierden negocio y rentabilidad; y el cliente sale perjudicado porque recibe un servicio peor, con pedidos que tardan más y llegan en peor estado, si es que llegan.
Además, el CEO de Goiko se aventura a vaticinar que este empeoramiento del servicio traerá un aumento de los costes, que asumirá el cliente final.
Hermo avisa que la solución no es sencilla y exige que todos los implicados se sienten a dialogar y encontrar soluciones conjuntas, con puntos intermedios que sirvan a todos para recuperar la fiabilidad y la calidad en el reparto de comida a domicilio.
En su opinión, el sistema de comida a domicilio es un ejemplo más del cambio de paradigma que estamos viviendo, con nuevos hábitos y nuevos modelos de negocio que chocan con la normativa existente, especialmente en materia laboral, a la cual, cree, le falta flexibilidad.
Y aunque es consciente de que ante una nueva ley es necesario un periodo de adaptación para que el sector recupere la estabilidad, está convencido de que nunca se volverá al nivel de servicio anterior.
Imágenes | Glovo - Alejandro Hermo