Las nuevas bodas son los cumpleaños infantiles: hay que reservar con meses de antelación y hay quien se gasta una pasta

Estos eventos se llevan ahora con reserva previa de semanas de antelación y sumen a las familias en una vorágine competitiva

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Joana Costa

Editor

Los cumpleaños de los más pequeños han dejado de ser reuniones íntimas con globos, tarta y velas. Hoy en día, muchos padres se enfrentan a lo que parece una auténtica competición por organizar el evento más espectacular. 

Según la influencer Lucía Sánchez (@luciasanchezrodri4), conocida por su paso por La isla de las tentaciones, las celebraciones se han transformado en un fenómeno social que exige reservas con un trimestre de antelación y una planificación propia de bodas o comuniones.

En un vídeo compartido en TikTok, Lucía explica que la demanda de espacios para organizar cumpleaños infantiles es tan alta que resulta casi imposible encontrar disponibilidad si no se actúa con meses de previsión. La presión, asegura, proviene tanto de los padres como del entorno escolar: cada fiesta parece tener que superar a la anterior en decoración, actividades o catering.

Lo que antes se resolvía con un bizcocho casero y juegos en el parque, ahora implica castillos hinchables, mesas dulces tematizadas, animadores profesionales y hasta servicios de fotografía para inmortalizar la jornada. 

Para la creadora se está convirtiendo en una locura y lamenta que el simple hecho de cumplir años se ha convertido en un escaparate social y económico y que actualmente hay que reservar con más de dos meses de antelación.

Muchos padres coinciden en que la competencia por conseguir un buen local ha llevado a que se reserven espacios con un trimestre de adelanto, de manera que a estas alturas no queda nada hasta enero. Los parques de bolas, restaurantes familiares o salas de ocio se llenan de listas de espera que poco tienen que envidiar a las bodas de fin de semana.

De la fiesta infantil al evento de gala

La percepción es generalizada: los cumpleaños infantiles ya no se entienden como un momento sencillo, sino como mini producciones donde cada detalle cuenta y son réplicas del mundo celebrativo de los adultos.

Desde la piñata personalizada hasta los disfraces de los animadores, el despliegue puede alcanzar cifras que superan con creces lo que antaño se invertía en estas celebraciones.

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Sin embargo, algunos invitan a la influencer a celebrarlo en su casa "como toda la vida", y otros le reprochan el estar buscando ella misma un local para celebrarlo mientras cuestiona esta tendencia que se ha ido de las manos.

"La culpa que pasa de todo es de los padres: que nos queremos superar en todo. Si uno hace así yo tengo que hacer mejor. Y así nos va", asegura una, que considera que eso "maleduca a tope" y acostumbra a los niños mal.

Foto | Montaje

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