Después de tres días en la Expo de Zaragoza, con un calor asombroso, colas largas y más cortas, magníficas exposiciones y actuaciones increíbles, he podido comprobar que en esta muestra no sólo se tiene acceso a los avances y usos que hacen los países del agua y del desarrollo sostenible.
Me ha recordado más a un viaje a lo largo y ancho de los 5 continentes en cuanto a cultura, tradición y para mí en particular también en lo que se refiere a gastronomía. Es impresionante poder comer en Alemania, refrescarte con un mojito en las islas del Pacífico, saborear un té en Túnez y cenar un plato típico Nepalí.
En gran parte de los pabellones a parte de su exposición centrada en el tema del agua y del desarrollo sostenible, podemos encontrar una pequeña tienda normalmente al final de la visita donde poder comprar productos típicos de el país visitado, por ejemplo, chocolate en Bélgica, café en Colombia, chorizos Húngaros, bolitas de mijo en África, y como no, también diversas bebidas, vinos y licores que nos serían más bien difícil encontrar en nuestro país.
También existen una serie de pabellones en los que han instalado restaurantes típicos del país como son Italia, Japón, Bélgica, Uruguay, Alemania, España, Aragón, Nepal y otros. Recomiendo particularmente Alemania, por calidad, precio y la cerveza que allí ponen. También el de España, al que espero acudir antes de que acabe la Expo y nos abandone su chef ‘Enrique Martínez’ (cocinero del restaurante Maher de Cintruénigo, Navarra) y el de Aragón en el que podremos disfrutar de bocadillos y platos típicos de la región elaborados por el Restaurante ‘La Bastilla’ de Zaragoza.
La única pega que he podido encontrar es que en algún caso los precios son un poco abusivos y que si quieres comer en algún restaurante igual es necesario pedir cita previa, pero la verdad que vale la pena darse el gustazo de probar todo ello y sin salir de Zaragoza.
A todos los que vayáis, ¡disfrutad de la Expo Zaragoza 2008!
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