El tomate es el rey del verano y el gazpacho es su receta predilecta, pero la realidad es que los mejores tomates del año no se disfrutan a principios de verano, sino más bien a finales, cuando ya se han preñado de sol y su contenido en azúcares aumenta de forma natural.
Eso no quiere decir que no puedas tener gazpachos más dulzones de la cuenta, si es que eres de los que quieren ese matiz en ellos –o en el salmorejo– y la solución pasa sencillamente por usar alguna fruta de temporada en el triturado final.
En este caso, yo apuesto, cuando sé que tengo tomates un poco insulsos o que tienden más a la acidez que al dulzor, por contrarrestarlo con frutas de hueso. Estamos en el mejor momento del año para los albaricoques y para los paraguayos, y también para disfrutar de buenos melocotones, aunque a estos sí les queda un poco más de margen para estar en su máximo esplendor.
Por eso, una de las mejores maneras de endulzar un gazpacho de forma natural es que metamos unos trozos de albaricoque o de paraguayo, bien pelados, en nuestra mezcla del gazpacho. No solo vamos a conseguir mantener la textura líquida que pide el plato, sino que también vamos a contrarrestar a tomates un poco ácidos o que no tengan demasiado sabor.
En cuanto a proporciones, irá al gusto y va a depender de cómo sean vuestros tomates, pero para un kilo de tomates sería más que suficiente equilibrar con un par de paraguayos medianos o con cuatro albaricoques –si estos no son muy grandes–.
Misterio, ninguno. Simplemente, cuando hagas tu mezcla, añade estas frutas peladas y sin hueso al robot de cocina o a la batidora y tendrás un gazpacho algo más dulce sin necesidad de contrarrestarlo con azúcar.
Imágenes | Foto de Bakd&Raw by Karolin Baitinger en Unsplash
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