Joana Costa
EditorEn el universo de las tendencias decorativas, algunas reliquias del pasado se niegan a desaparecer. No importa cuánto minimalismo, japandi o maximalismo sobrevuele Pinterest: los clásicos, como los platos Duralex, encuentran la forma de colarse en las mesas modernas de la forma más inesperada.
Y lo hacen ahora más vivos que nunca, dejando atrás su imagen algo sosa de comedor escolar o de piso de la abuela. Porque si alguien pensaba que el vidrio templado era un recuerdo ambarino de meriendas infantiles, estaba muy equivocado.
La mítica firma francesa ha decidido lanzarse a la piscina del color y ahora viste sus platos de un veraniego color: el azul zafiro y aguamarina, para alegría de nostálgicos y fans de las mesas instagrameables. Ya no se trata solo de resistencia; también de ponerle actitud al arte de comer.
Carrefour ha tomado la delantera y ofrece estas piezas con espíritu retro renovado. El resultado es una vajilla que combina el encanto de siempre con un aire contemporáneo que se adapta tanto a barbacoas improvisadas como a cenas con cubiertos negros y copas de cristal tallado. Parece imposible aceptar que algo tan antiguo sea a la vez tan moderno.
La historia de Duralex es casi una epopeya del diseño industrial: nacidos en los años 50 y conocidos por ser casi indestructibles, sus platos de vidrio templado conquistaron millones de cocinas.
Su proceso de fabricación, casi alquímico, les garantizaba resistir hasta 130 ºC de cambios térmicos y caídas poco elegantes, esas caídas que en otras vajillas firmaban una sentencia de muerte instantánea.
Tonos caramelo
Después de atravesar una crisis existencial en 2020, Duralex resurgió con fuerza. Lejos de conformarse con los clásicos tonos caramelo y verde botella, ha decidido pintar su historia con nuevos colores.
Y el azul, en todas sus variantes, ha llegado para quedarse. El azul intenso y el aguamarina no solo refrescan las mesas, sino que también elevan cualquier presentación gastronómica sin mayor esfuerzo.
Disponibles en sets de 12 piezas (plato llano, hondo y de postre), estos nuevos Duralex invitan a combinar texturas: rafia, plata, fibras naturales o todo junto, si el atrevimiento acompaña. Porque a veces, el verdadero lujo está en saber cómo mezclar, no en cuánto brille la vajilla.
Además de los platos, los vasos también se han contagiado de esta fiebre azul. Ideal para quienes entienden que beber agua en un vaso bonito es una pequeña victoria diaria. Una especie de homenaje silencioso que no requiere champán ni grandes brindis. Además, es genial contar con ellos en una época tan azul marina como el verano.
Queda claro: si algo aprendimos es que la belleza, igual que la resistencia, puede reinventarse. Y que no hay nada más moderno que reconocer el valor de los clásicos, aunque vengan del fondo del armario de la abuela.
Foto | Freepik y Carrefour
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