Valles escarpados entre montañas de impresión, miradores de postal, bosques paradisíacos y playas casi salvajes: la isla de La Gomera es uno de los grandes tesoros de las Islas Canarias. Y si todo el archipiélago presume de unas temperaturas envidiables, es Hermigua el municipio reconocido como el que goza del mejor clima del mundo, según afirmaron científicos internacionales a principios del siglo XX. Una escapada perfecta para todo el año.
Es, desde luego, el destino ideal para quienes busquen escapar de los primeros fríos otoñales o del gélido invierno peninsular, pero también para disfrutar de veranos más suaves. Es raro que en Hermigua se bajen de los 18 grados, y las jornadas realmente calurosas no llegan a la treintena. Cualquier momento es bueno para disfrutar de sus virtudes, y no son pocas.
Al igual que el pueblo vecino de Agulo, que se puede visitar fácilmente desde Hermigua, este municipio descansa en pleno Parque Nacional del Garajonay y se extiende hasta el mar, trazando un paisaje único de laderas cubiertas de un verde eterno donde se suceden bosques de laurisilva, palmeras y plantaciones de plataneras, sin olvidar las formaciones volcánicas.
Son varias las rutas que se pueden practicar en el entorno yendo de mirador en mirador para contemplar el espectacular paisaje en todo su esplendor, siendo posible también recorrer el mágico bosque del Cedro, siguiendo un sinuoso sendero junto a un agradable arroyo. Las playas son otro gran atractivo del lugar, como la de arena negra de la Caleta, otras en un entorno casi salvaje donde te puedes relajar al son de las olas o practicar el surf.
Hermigua es una villa que mantiene una economía eminentemente agrícola, con una población que ha ido menguando en el último siglo, pero que revive gracias al turismo activo y el comercio. El pasado del municipio se puede recrear visitando las construcciones religiosas de los primeros pobladores, que se instalaron en el siglo XVII, como son la iglesia y el convento de Santo Domingo en el Valle Alto, y la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, en el Valle Bajo.
Muy curioso es El Pescante, antiguo embarcadero que continúa hoy en pie sobre las aguas, testigo imperturbable de un tiempo en el que fue el principal acceso de embarcaciones a La Gomera, hasta que el puerto de San Sebastián lo condenó al desuso.
Y para conocer a fondo la historia de la villa y de toda la región, de sus gentes y su cultura, es imprescindible visitar el Museo Etnográfico de Los Telares, donde también se pueden encontrar un restaurante y varios alojamientos. Un espacio que cuenta con su propio molino de gofio restaurado, cultivos tradicionales y algunos animales, en un entorno de gran belleza natural.
Imágenes | Ayuntamiento de Hermigua - Turismo La Gomera
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