Hace unas semanas, durante una viaje por el Principado, tuve ocasión de hacer una visita al restaurante Real Balneario de Salinas en Asturias, y aquella fue sin duda una de las mejores comidas de las que he disfrutado en los últimos meses.
La calidad de la cocina y el impecable servicio de la sala, -amén de una inmejorable situación junto a la playa- consiguen que el comensal disfrute de principio a fin de la calidad de este restaurante que tiene, y bien merecida, una estrella Michelin. Os cuento la experiencia.
Visita al restaurante Real Balneario de Salinas en Asturias
En Salinas, en el mismo paseo marítimo de la localidad costera asturiana, frente al Museo de las Anclas de Philippe Custeau, se sitúa este Restaurante Gastronómico cuyos cimientos se asientan en la arena de la playa.
Inaugurado en los años 50, aunque iniciase en 1916 su actividad como balneario, y tras superar varias reformas, es a mediados de los 90 cuando se convierte en el actual restaurante Real Balneario de Salinas.
Se trata de un sitio elegante y eso se nota nada más entrar. Los espacios, los amplios ventanales y las mesas perfectamente vestidas, la amabilidad y profesionalidad de todo el personal de sala y la luz que ilumina todo el local, hacen sentir cómodo desde el primer momento.
La carta, los menús de degustación y otros platos destacados
Al frente de la cocina, está Isaac Loya, hijo de los fundadores, que tras 17 años en la casa, muestra su impronta de calidad y renovación en cada plato, respetando la tradición y estilo de una cocina clásica y muy bien fundamentada.
Comenzamos con una espuma de legumbres y un buñuelo de calamar con alioli, que nos sirven como aperitivo. Un buen comienzo para abrir boca y dar paso a los deliciosos mariscos que nos sirven a continuación.
Primero un santiaguiño, un marisco de sabor intenso, que nos alegra la vista y el paladar. Después una almeja abierta a la brasa del carbón, sin más procedimiento, que está deliciosa y después otra almeja, ésta fuera de su concha y servida con un pil pil.
Ahora llegan las verduras del Loira, -zanahoria, remolacha, nabo, cebolla-, todas perfectas de punto, en una elegante presentación. Después un elegante y sutil tartar de lubina con ajoblanco y ají amarillo, para dar paso a los platos principales.
Primero el plato de Papada, perrechicos y caviar, un delicioso manjar crujiente, jugoso, suculento, que nos hace salivar. Viene acompañado de una cucharada de caviar en su punto exacto de sal, hace que los más disfrutones de la mesa nos quedemos maravillados.
El menú se desarrolla en perfecta armonía con la bodega, bien elegida por el Jefe de Sala que nos aconseja de manera espléndida. Así llegamos a uno de los momentos estelares del menú, el del arroz meloso con salmonetes que nos sirve personalmente Isaac Loya, repartiendo el preciado plato ante nuestra expectación.
El arroz es una delicia, puro sabor y cremosidad y el salmonete de Avilés que lo corona, nos vuelve a recordar la calidad de este producto asturiano, tan diferente a otros salmonetes de nuestro país, que ya descubrimos con Pedro Morán en Casa Gerardo.
Como último plato fuerte, las carnes asturianas vienen representadas por un solomillo de ternera cocinado a baja temperatura, que Isaac Loya termina haciendo rodar la pieza entera por la plancha durante 3 minutos para que quede tan tierna que se deshace en la boca. Lo sirven sobre sus jugos, con una ligera espuma de patata.
Bonus extra: la fabada
Ya estamos llenos y vamos a pasar a los postres, pero estamos en Asturias y viendo que tenemos buen saque, el chef nos ofrece un plato de su fabada, por si queremos probar. Tras aceptar, obviamente, probamos unas fabas con su compango, bien elaboradas y llenas de sabor
Esto es algo que se agradece encontrar en restaurantes de este nivel que muchas veces olvidan la importancia de los guisos y pucheros tradicionales para dedicarse solamente a cocinar los platos de vanguardia.
Los postres
Terminamos la visita con dos postres. Primero una tarta de queso Lazana, elaborada con queso de La Reguera que se presenta acompañada de una quenelle de helado de frutos rojos y algunas frutas que aportan contrastes ácidos. La cremosidad de la tarta de queso es memorable.
Finalizamos con un Cremoso de Tocinillo con nata y pimienta de Sichuan, un sorprendente tocinillo de cielo escondido bajo una nata batida cremosa y sedosa, de las que tanto nos gustan y que por desgracia, ya no se encuentran habitualmente.
Qué pedir: La carta es muy amplia y hay muchas posibilidades para disfrutar de la buena cocina del Real Balneario de Salinas. Con tres menús de degustación (49.50€, 88€ y 165€ más bodega) y un tiquet medio de 90 euros por persona, puedes elegir según tus gustos y presupuesto.
Datos Prácticos.
Dónde: Playa de Salinas, Asturias.
Precio medio: 70/90 euros.
Reservas: 985 51 86 13
Web: Real Balneario
Horario: Abre todos los días.