Aunque soportan sequía y luz mínima, las suculentas también pueden deteriorarse si no les damos lo justo: aquí los detalles que marcan la diferencia. Las suculentas se venden como plantas casi indestructibles, perfectas para los que no tienen "mano verde".
Y en parte es verdad: soportan sequía y condiciones difíciles. Pero esa apariencia de fortaleza engaña: si les das de más en algo —agua, fertilizante, luz equivocada— pueden pudrirse en tiempo récord.
No necesitas ser un experto; solo conocer cinco claves que explican por qué unas sobreviven y otras no. Estos trucos no son fórmulas mágicas ni elitistas: son ajustes simples que marcan la diferencia. Si aplicas estos secretos con regularidad, tus suculentas no solo vivirán, sino que crecerán compactas, de hojas sanas y raíces firmes.
Controlar el riego (menos es más)
El error más habitual es regar en exceso. Las suculentas almacenan agua en sus hojas y tallos, así que necesitan riegos esporádicos, solo cuando el sustrato esté completamente seco. En verano, puede bastar con cada 7-10 días; en invierno, cada dos o tres semanas. El objetivo: evitar que las raíces estén siempre mojadas, condición perfecta para la pudrición.
Elegir la maceta correcta
La maceta importa tanto como el sustrato. Opta por recipientes de barro o cerámica, que permiten que la tierra respire. Y asegúrate de que haya agujeros de drenaje visibles en la base: sin ellos, el agua no tiene por dónde salir y las raíces pueden morir ahogadas.
Usar un sustrato con buen drenaje
Olvida la tierra común de jardín pesada. Las suculentas necesitan mezclas ligeras que permitan escurrir el agua con facilidad. Una buena opción es combinar tierra para cactus con perlita y arena gruesa en proporciones iguales. Así evitas que el exceso de humedad quede retenido alrededor de las raíces.
Darles buena luz, sin quemarlas
La luz es vital, pero no todas toleran el sol directo durante horas. Colócalas cerca de ventanas o en balcones con luz indirecta o filtrada. Si las hojas se estiran demasiado o palidecen, es señal de insuficiencia lumínica. Por otro lado, si se queman, reduce la intensidad solar directa.
No abusar del fertilizante
Aunque son plantas de crecimiento lento, ocasionalmente necesitan un refuerzo. Pero menos es más: un fertilizante específico para cactus, aplicado solo una o dos veces por temporada, es suficiente. Aplicarlo frecuentemente puede favorecer el crecimiento rápido y blando, más propenso a pudrirse.
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