Tenemos dos tipos de queso, los de corteza gruesa y los de corteza fina, pasta blanda o tierna, los primeros pueden conservarse perfectamente como están mientras que los segundos suelen conservarse cubiertos por distintos envoltorios como papel parafinado, satinado o encerado.
Un queso se conserva adecuadamente en un lugar que esté fresco, que no supere los 15 º C, además si el lugar está ventilado mejor. La humedad adecuada del lugar donde se encuentra el queso debería situarse en torno al 65-70%, por lo que una bodega o un sótano es el lugar ideal.
En el pueblo de nuestra familia se elaboran distintos quesos que maduran en la pequeña bodega que tienen, también elaboran lomo adobado, jamones, etc. Cada vez que vamos de visita, es obligatorio traerse a casa al menos uno de esos quesos que han curado adecuadamente y que proporcionan un sabor único y genuino, claro, también algún jamón y alguna vianda más. Nosotros no podemos meter el queso en el sótano y la opción para conservarlo es la nevera, la verdad es que no es el lugar más apropiado. La nevera es un claro enemigo del queso, el evaporador que hay en su interior absorbe la humedad y por tanto propicia que el queso se deshidrate rápidamente. También hay que añadir que una baja temperatura altera la estructura molecular del queso alterando todas las bondades que puede transmitirnos.
Dicho esto proponemos la siguiente alternativa, cubre el queso de corteza dura con un paño que esté humedecido con agua ligeramente salada, conseguirás que la corteza no se resquebraje y la sal evitará que se cubra de moho.
Otra opción sería introducir el queso en aceite de oliva de baja acidez, además es ideal aderezar el aceite con distintas plantas aromáticas como el romero, tomillo, etc. También puedes utilizar algunas especias, sea pimienta, comino, clavo, etc. El queso adquiere un sabor y un aroma muy especial, pero debes consumirlos antes de 6 meses.
Pero volviendo a la nevera, si tienes que conservar el queso, lo mejor es colocarlo en la parte inferior y tapado con un paño húmedo o metido dentro de una bolsa de plástico cerrada.
Seguro que tú conoces alguna forma más de conservar el queso a nivel doméstico, ¿por qué no la compartes con nosotros?
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