Joana Costa
EditorLa mopa vive instalada en esa categoría de útiles domésticos que parecen simples hasta que uno descubre de lo que son capaces. Está asociada al suelo por costumbre, no por límite técnico, y su diseño, un palo largo y un cabezal ancho, resulta mucho más versátil de lo que solemos imaginar.
Es práctica, alcanza alturas imposibles y permite limpiar sin forzar la espalda, ventajas que la convierten en una aliada silenciosa dentro de casa. Lo chocante es que muchos de sus usos pasan desapercibidos, quizá por falta de imaginación o porque la tradición dice que la mopa es solo para el suelo y ahí la relega.
Todo tipo de superficies lisas y altas
Bien usada, sirve para limpiar paredes, techos, ventanas, muebles altos o zonas donde se acumula humedad. Y en varios casos, gana por eficacia, rapidez y comodidad frente a herramientas más específicas.
En lo que a usos se refiere, esta potente herramienta que atesoramos en el armario plantea un sinfín de posibilidades. He aquí algunas de ellas (que no requieren gran imaginación):
1. Quitar el polvo de las zonas altas
Las molduras de los techos, las cornisas o los puntos donde la pared se encuentra con el techo acumulan polvo y telarañas con una facilidad pasmosa. Una mopa con mango largo permite llegar sin escaleras, hacer una pasada rápida y dejar esas superficies limpias sin riesgo y sin esfuerzo.
2. Limpiar ventanas por dentro y por fuera
Para cristales altos o exteriores, la mopa es más cómoda que muchos limpiadores de goma. Basta con aplicar limpiacristales o una mezcla suave de agua caliente, vinagre y unas gotas de jabón para fregar platos. El cabezal plano ayuda a repartir bien el producto, llegar a las esquinas y limpiar sin chorrear por todos lados.
3. Eliminar olores atrapados en las paredes
Las paredes absorben olores de comida, humedad o mascotas. Lavarlas con una mopa plana humedecida en un limpiador suave permite refrescar la superficie sin tener que mover muebles ni subirse a un taburete. El gesto es rápido y devuelve sensación de limpieza sin cargar el ambiente.
4. Combatir el moho en el techo del baño
El baño es terreno fértil para el moho, sobre todo en techos mal ventilados. Una mopa de esponja impregnada con un limpiador antimoho permite llegar fácilmente a esas zonas y fregar con energía sin necesidad de apoyos inestables. Es una forma segura y cómoda de mantener el techo a raya.
5. Desengrasar los armarios de la cocina
Los armarios altos acumulan una mezcla persistente de polvo y grasa. Usar una mopa de microfibra humedecida con un limpiador apto para cocinas permite abarcar grandes superficies en menos tiempo y sin tener que subir y bajar de una silla. Una pasada vertical basta para que vuelvan a verse limpios.
6. Limpiar muebles altos sin mover nada
La parte superior de estanterías, vitrinas y frigoríficos suele quedar fuera de las limpiezas rápidas. Aquí la mopa vuelve a ganar: atrapa el polvo sin levantarlo y llega a zonas que a veces ni sabemos que acumulan suciedad. Es ideal para limpiezas profundas o de mantenimiento.
7. Dejar los zócalos impecables sin agacharse
Lo mismo que con los techos pero al revés: los zócalos exigen doblar la espalda repetidamente, una incomodidad que la mopa soluciona de inmediato. Con agua tibia y un limpiador suave, se pueden repasar de arriba abajo sin esfuerzo. Después, un paño seco evita que la humedad dañe la madera.
La mopa merece más protagonismo del que tiene. Con un poco de ingenio, se convierte en una herramienta multifunción que hace más por la casa que cualquier gadget de moda. Y lo mejor es que ya la tienes en el armario.
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