Transformar tu espacio de cocina en una family room es una excelente idea para cualquier hogar, y es que la cocina es la expresión esencial del hogar, desde siempre es donde se reúnen todos los miembros de la familia, donde se intercambian historias y momentos, y en muchos casos, donde se come todos juntos.
Para ello debemos crear un ambiente cálido, idóneo para las reuniones con amigos y familia, donde puedan estudiar tus hijos, plantar tus aromáticas, además de ser un relajado espacio para comer y cocinar. Hoy te mostramos atractivas propuestas y te contamos cómo llevar a cabo este proyecto, cuáles son los mejores muebles y elementos decorativos para lograrlo.
Da un aspecto conjuntado a los espacios abiertos
Una de las premisas para conseguir una family room en tu cocina es tener las dimensiones suficientes para que todos los miembros de la familia o amigos puedan instalarse a comer, estudiar o simplemente a charlar.
Se trata de hacer de tu cocina tu hogar, el espacio donde todos quieren ir, una zona cómoda, acogedora y práctica para todos. Si te falta espacio siempre puedes replantearte abrir tu cocina al comedor para lograr tu objetivo.
En este caso, intenta encontrar la manera de dar un aspecto de conjunto a todo la zona abierta, usa las mismas texturas y materiales en el comedor, salón y cocina para crear armonía. Ceñirte a una paleta cromática te ayudará a dar un aspecto conjuntado al ambiente.
Una buena mesa para comer
Una de las piezas principales de una family room es la mesa, por eso, colocar una hermosa mesa central creará un ambiente relajante. Mientras unos cocinan, los otros estudian, trabajan, leen o juegan en la mesa.
Diseña un espacio cómodo, bello y versátil, que sirva tanto para comer dos como ocho. Poner un banco con cojines te ayudará en esta tarea. Una lámpara de techo de grandes dimensiones a una altura muy cercana de la mesa nos ayudará a crear este espacio íntimo, familiar y acogedor que buscamos.
Una cocina donde tus hijos también estén a gusto
Si buscas una family room debes pensar en que todos los miembros de tu familia estén a gusto en la cocina y tengan todo lo imprescindible para hacer sus cosas. Si se trata de tus hijos, dedica algunos armarios de la isla de cocina que dan a la zona del comedor para los juguetes, libros y juegos.
De esta manera los niños tendrán todo lo que necesitan para estudiar, dibujar y jugar a mano, para poder sacarlo y utilizarlo en la mesa del comedor cuando mejor les apetezca. Al ser armarios bajos, tus hijos podrán ordenar todos sus trastos una vez terminen –o al menos, no tendrán excusa para no hacerlo–.
Un espacio para todos
Al ser una zona común, donde todos pasamos algún tiempo en él, se convierte en la zona perfecta donde dejar nuestros recados, teléfonos importantes, recordatorios, postales... todo aquello importante que queremos recordar o anotar.
Lo mejor es crear un tablón de anuncios de corcho o una pared de pizarra magnética para que todos los de la casa puedan dejar sus recados y colgar sus papeles. Este detalle agregará un toque personal a la cocina, ideal para nuestro objetivo.
Escoge una iluminación acogedora
En este tipo de cocinas necesitaremos de distintos tipos de iluminación que pueden usarse simultáneamente o no. Para empezar necesitamos de una luz ambiental blanca de techo para cuando trabajamos o estudiamos. Si en tu zona de trabajo o estudio requieres de más luz, podemos agregar algún flexo que te añada ese extra de iluminación focalizada.
Para preparar y servir los alimentos la iluminación direccional cálida debajo de los armarios o en el techo es muy práctica. Siempre puedes agregar un foco con pinzas para iluminar exactamente la zona que nos interesa en cada momento.
Además, y como ya hemos comentado antes, necesitaremos de una lámpara de techo que nos proporcione una iluminación directa e íntima, para la mesa de comedor y/o la isla de cocina.
Añade tu toque personal
Es importante que una vez diseñada la cocina, una vez estén distribuidos todos los elementos funcionales y electrodomésticos, agregues un toque personal tuyo. Como, por ejemplo, instalar unas antiguas baldosas hidráulicas en la zona de trabajo. O hacer tus propios DIY, como personalizar tu cubo de la basura con plantillas de flores y pintura de colores; pintar las patas de los taburetes o redecorar los tiestos. Y si tienes un pequeña zona de aromáticas, puedes crear una pared de aromáticas donde las dejas secar en un riel con ganchos.
También puedes guardar todos los condimentos en una caja de vinos de madera para poder llevarlos fácilmente a la zona en la que trabajas en cada preciso momento. Es una solución práctica de ordenar rápidamente tus especias.
Todo lo esencial a mano
Una family room es práctica, acogedora y familiar –valga la redundancia–, no necesita de un orden impoluto ni la perfección, sino que busca un espacio con alma y mucha vida. Por eso, es importante encontrar las maneras más prácticas de guardar las cosas.
Escoge los accesorios idóneos para disponer de todos tus básicos a mano; primero distribuye los utensilios de cocina en distintas zonas. La vajilla, especies y cacerolas cerca de la vitrocerámica, la cristalería, el vino y los floreros cerca del fregadero, y las velas o recuerdos en los puntos más alejados de las zonas de trabajo.
Deja los objetos más a mano a la vista, organiza los platos de diario en un estante cerca de la mesa del comedor o en el fregadero, los aceites, especias, cuchillos y cucharas a la vista en baldas o en un carrito, los objetos más delicados que sólo usas en ocasiones especiales ubícalos en una vitrina.
En la cocina todos participan, por eso es importante tener un almacenaje seguro y a mano para que tus hijos puedan ayudarte. El almacenaje abierto te permite encontrar rápidamente lo que buscas y es mucho más práctico para tus hijos. Sólo debes fijar las estanterías a la pared para evitar cualquier peligro. Además con los estantes abiertos ganas espacio y da más sensación de amplitud.
Una isla donde compartir
Uno de los elementos protagonistas de una family room es la isla de cocina, es, sin duda alguna, el centro neurálgico de la casa. Todo se hace alrededor de ella, así que diseña una isla donde poder hacer muchas cosas: trabajar, desayunar, tomar algo con los amigos, cocinar, emplatar.
Sus grandes dimensiones la hacen perfecta para que quepa todo el mundo, y mientras unos cocinan los otros toman algo o trabajan. Si es necesario, elimina una pared de armarios en pro de una isla mayor, tu familia y amigos te lo agradecerán, y no perderás ni un ápice de zona de trabajo y almacenamiento, sino todo lo contrario: lo ganarás. Termina el espacio con unos cómodos taburetes e ilumina con una luz de techo directa y cálida.
Una zona donde no sólo se cocina
Como ya hemos comentado en otros apartados en este tipo de cocinas, no sólo se viene a cocinar. Es un espacio polivalente, donde se pueden hacer un montón de actividades. Desde tener un pequeño escritorio para trabajar o hacer manualidades, una zona de lectura, un espacio de aromáticas o un rincón de juegos.
Además es el espacio social más importante de la casa, donde se reúnen amigos y familia para charlar y hacer compañía a los que cocinan. Para ello, dedica el máximo de metros cuadrados que puedas a la cocina, saca partido a tu almacenamiento para poder dedicar el espacio que sobra a otros quehaceres, como un banco con cojines para la lectura, una mesa amplia en la que comer o una gran isla.
Recuerdos de familia y bodegones
En un espacio con alma como este los objetos con un valor sentimental son esenciales. Ver este tipo de cosas mientras cocinas transmite alegría, y te recuerda lo que realmente importa en la vida. Y es que en la cocina no tiene por qué ser todo pragmatismo.
Crea escenas para embellecer el ambiente mezclando utensilios de cocina, jarrones, botes y recuerdos, como por ejemplo, regalos especiales, objetos de tu abuela, fotografías de viaje, u otras piezas que te enamoran: espejos, jarrones... Coloca estos objetos en baldas, estantes o mesas auxiliares, alejados de la zona de trabajo.
También puedes poner objetos de mayores dimensiones como una mesa tocinera de herencia familiar, un balancín de tu abuelo, u objetos que aportan carácter como unas cortinas bordadas vintage, unos retratos de familia o unas cestas de mimbre que te encanten.
Una cocina llena de vida va con plantas
Y por último, pero no por ello menos importante, añadimos el toque final al ambiente con plantas, el color verde aportará vida y color a nuestra cocina. Puedes crear un pequeño huerto de aromáticas, y además distribuir de manera aleatoria distintos tipos de plantas de interior de diferentes dimensiones, como por ejemplo marquesas, potos, cintas, cactus...
Acaba el espacio agregando la lencería adecuada, escoge colores, diseños y texturas que armonicen con la cocina, y no te olvides de colocar una alfombra para dar calidez y unos colgadores donde poder dejar a mano trapos y delantales.
Aplicando todos estos consejos lograrás tener una cocina tipo family room perfecta, en la que toda tu familia y amigos disfrutarán de ella y nunca querrán marcharse. ¿Te animas a hacerla?
