Cuando me encontré con este proyecto del artista Fernando Mastrangelo no pude evitar acordarme de mis días escolares cuando hacíamos manualidades con legumbres y cereales. Desconozco si los niños de hoy en día siguen realizando este tipo de cosas, aunque de vez en cuando me encuentro en películas y series de televisión a personajes de niños que hacen collares o marcos de fotos con macarrones. Desde luego, el resultado que consigue el artista con estos discos de inspiración azteca es mucho más elegante.
Se trata de una serie de cuatro obras que nos presentan platos circulares formados por judías de distinto tipo, maíz, chile y azúcar coloreado. Cada pieza sigue un elaborado diseño creando elaborados motivos decorativos que pretenden emular el arte y la mitología de la antigua cultura azteca.
Los discos tienen un diámetro de casi un metro y presentan un orificio en su parte central, como si fueran destinados a encajarse en algún eje. El esquema circular de su decoración, los colores y los motivos plasmados con volumen se relacionan directamente con los discos celestes o solares característicos de la cultura azteca. Esto queda evidenciado además a través del nombre con el que algunos han sido bautizados, por ejemplo Centeotl, el dios del maíz.
Al emplear productos alimenticios básicos, el autor pretende hacer una reflexión sobre el desligamiento de la sociedad actual respecto a sus raíces culturales, denunciando cómo la población urbana vive alejada además del medio en el que surgen los productos esenciales de su economía. Y sin duda, Mastrangelo consigue crear unas piezas de gran belleza que nos demuestran que se pueden hacer obras bellas empleando legumbres y semillas.
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