Joana Costa
EditorDurante años, la isla de cocina ha sido el símbolo de modernidad doméstica: reuniones informales, desayunos rápidos y recetas en directo. Sin embargo, la tendencia empieza a virar. En 2026, la prioridad será optimizar espacios, mejorar la ergonomía y apostar por soluciones más flexibles inteligentes.
Las cocinas ya no se diseñan pensando solo en el impacto visual, sino en cómo se usan. Y eso está llevando a repensar la isla como elemento central. De hecho, muchas reformas están sustituyendo las islas pesadas por piezas móviles o por barras ligeras que permiten un flujo más cómodo orgánico.
La nueva tendencia combina estética y funcionalidad sin obligar al usuario a comprometer la circulación. Las encimeras gigantes pierden protagonismo frente a módulos adaptables y elementos que pueden moverse, guardarse o reorganizarse según el momento. Se busca una cocina capaz de transformarse es una cocina realmente útil.
Modulos móviles
Carros, mesas con ruedas o superficies transportables permiten configurar el espacio según lo que se necesite. Son ideales para cocinas pequeñas o estrechas. Lo importante es mantener la versatilidad diaria.
Barras ligeras
Sustituyen a las islas cuando se necesita un espacio auxiliar sin perder circulación. Se pueden fijar a pared o dejar parcialmente voladas. Aportan estética sin comprometer la sensación espacial.
Encimeras estrechas
Ceden anchura pero ganan movilidad y ligereza visual. Son perfectas para cocinas urbanas o estrechas. La idea es que todo mejore la funcionalidad sin sacrificar un diseño elegante.
Piezas modulares
Otra opción son los muebles que se combinan entre sí para crear una distribución flexible. Esta es una forma inteligente de aprovechar el espacio y adaptarlo a diferentes momentos. Las piezas modulares permiten una cocina dinámica adaptable.
Foto | Pexels / IA
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