Con operación verano o sin ella deberíamos tomar al menos una ensalada diaria, aunque cuando aprieta el calor es cuando más apetecen. Podemos hacerlas un poco más completas y tomarlas como plato único. La ensalada de canónigos, melón y pollo crujiente es un buen ejemplo y toda una delicia. No dejéis de probarla.
El rebozado para el pollo también queda delicioso con avellanas. Podéis triturar el fruto seco hasta hacerlo polvo o dejarlo en granillo como hicimos nosotros esta vez. De ambas forma el resultado es el mismo, pero cambia la sensación al paladar cuando mordemos un trocito. Nada más.
Lavamos y secamos los canónigos. Los colocamos como base en una ensaladera. Hacemos bolitas de melón, o bien trocitos y los repartimos sobre los canónigos. Calentamos un poquito de aceite de oliva en una sartén o plancha.
Salpimentamos la pechuga y la troceamos. Rebozamos, presionando, sobre la almendra en grano y marcamos el pollo por ambos lados en la plancha. Sacamos a un papel absorbente para escurrir el exceso de grasa y repartimos sobre la ensalada.
Hacemos un aliño con un poco de sal, aceite de oliva y vinagre de manzana. Lo llevamos aparte a la mesa y que cada comensal aliñe su ensalada al gusto.
Con qué acompañar la ensalada de canónigos, melón y pollo crujiente
Esta ensalada de canónigos, melón y pollo crujiente podemos tomarla tibia o fría. A nosotros nos gusta con el pollo recién hecho, por lo que contraste muy bien con el frescor del melón y el resto de la ensalada. En todo caso, lo mejor es que la hagáis al momento.