Casa de comidas Montero. De pinchos en Salamanca

Hace unos días he tenido la suerte de viajar a Salamanca a gozar de 5 días de asueto. Salamanca es una ciudad digna de visitar. Es toda una joyita. Es una maravilla. La ciudad charra ha resultado ser un lugar del que cuesta trabajo marcharse y al que te prometes volver.

Viajé a Salamanca dispuesta a comérmela y a bebérmela, literalmente y, tras un viaje agotador de 650 km. el primer bar que visité, a las casi 4 de la tarde de mi primer día de viaje fue el Montero. Me senté en la barra agotada, exhausta, hambrienta. Leí la carta y una frase se me clavó en el alma a hierro “caldero de arroz con rabo de toro”, por dios ¿existe una proposición mejor para un viajero abatido?

La casa de comidas Montero está situada en la Plaza del Corrillo, al lado de la Plaza Mayor, justo en el meollo gastronómico y cultural de la ciudad. Debo decir que este pincho de caldero me revivió. Excelente presentación, excelente punto del arroz y excelente sabor. Magnífico lugar, magnífica cocina.

Cocina a cargo de Jorge Lozano Esteban, un joven chef con pudientes, a saber, amor por su oficio, imaginación, creatividad, facultades sobradas para desarrollarlo y una actitud encomiable ante la vida y sus circunstancias. Vamos, que borda todo lo que cae en sus manos. Un monstruo de los fogones. A la vista está.

Panceta confitada, huevos con pisto, lengua, farinato, canelón de salmón, caldero de arroz con rabo de toro y un largo etcétera de pinchos así como una carta monumental, pasan por el espíritu creador de tan joven artífice gastronómico. Un placer para los sentidos comer en El Montero.

Y si esto fuera poco, completan la plantilla una encargada simpática y eficiente, un camarero vivaz y pleno de juventud, así como una clientela fija, que le otorgan al local un ambiente del que no quieres salir. Agradable, entrañable, apetitoso. Delicioso.

El local está muy bien situado y goza de una terraza muy cómoda donde disfrutar de una comida con amigos, unos pinchos para saciar las ansias o una copa nocturna antes de la retirada al descanso. En mis 5 días en la ciudad salmantina ni uno solo de ellos me he acostado sin pasar por El Montero. No me pude resistir. Os recomiendo que por nada del mundo os lo perdais si tenéis ocasión de visitar tan preciosa ciudad.