Un edificio señorial de 1868 alberga el nuevo sol Repsol de Tarifa (Cádiz), que defienden dos alumnos de Martín Berasategui

Las buenas noticias no paran de llegarles últimamente a Laura García y Arturo Perea, cocineros y propietarios de Atxa, en Tarifa. Ubicados en pleno centro de la localidad gaditana, en la estrecha calle Pedro Cortés, acaban de recibir un Sol Repsol en la gala celebrada en Cartagena. Pero es que el año pasado también entraron como recomendados en verano por la Guía Michelin, y luego le otorgaron la calificación de Bib Gourmand. Y es que las cosas se están haciendo muy bien dentro de los muros, sobre todo de la cocina, de este edificio señorial de 1868.

Atxa abrió el 26 de julio de 2021, con el verano ya avanzado en Tarifa, una localidad que rebosa de visitantes en la época estival. No era tarea fácil, sobre todo porque en este restaurante se ofrece un estilo de comida nada habitual en la conocida como ciudad del viento. Una cocina delicada, con las brasas como protagonistas, y un servicio joven, atento y muy profesional, son santo y seña de Atxa, que cuenta también con una bodega, pequeña, pero de referencias muy interesantes.

Los inicios

Laura es extremeña, de la localidad pacense de Villafranca de los Barros. Arturo, de Tarifa. Ambos coincidieron en las cocinas de Martín Berasategui. El recuerdo a esa época de formación en tierras vascas se refleja en el nombre del restaurante, en el que adaptan al euskera el tradicional ‘acha’ de Extremadura con el que conocían a Laura. Nada que ver con Eneko.

Las intenciones en la cocina siempre estuvieron claras: “Lo primero que hicimos fue meter una parrilla de carbón vegetal. Intentamos que la mayoría de productos sean de cercanía, bueno y local, y siempre que sea posible le damos el toque de parrilla”. Por cierto, nada invasiva, dejando que el sabor principal sea el del producto.

Laura y Arturo dicen que su cocina “está ligada al producto local y de temporada, con un guiño de actualidad y una clara tendencia al respeto de lo esencial a nuestros orígenes, una cocina honesta y fiel a la tradición. El fuego, la brasa de carbón de encina extremeña y la huella perfumada de los humos, es nuestra esencia”. Además, desde 2022, cuentan con un pequeño huerto que les abastecen de verduras, hortalizas, hierbas aromáticas y flores.

La carta

La carta no es demasiado amplia, ni falta que les hace. Cuenta con siete entrantes y ocho platos principales, más cinco postres. Pases como el arroz campero, atún rojo y salsa bizkaina, hablan muy bien de esa mezcla que Laura y Arturo llevan a sus fogones, con productos muy locales, en este caso el atún de JC Macintosh, y la salsa bizkaina en recuerdo a aquellos años en el País Vasco, que les unieron en lo profesional y en lo personal.

Uno de los platos de Atxa

Carpaccio de gamba roja, steak tartare de vaca retinta; cogollos a la brasa, atún rojo semicurado, emulsión de cebolleta y albahaca, o verduras de temporada a la brasa, jamón ibérico y toffee de maíz, son otros de los entrantes, mientras que en los principales podemos disfrutar con corvina brasa, harira y berenjena asada; calamar txiki brasa, guiso de manitas y salsa negra thai, o una txuleta de vaca retinta con pimientos confitados y puré papa. Pero también disponen de un menú degustación, que va cambiando por temporada. El precio, 52 euros por persona, con ocho pases, postre incluido, y bebidas aparte.

El Sol Repsol no ha hecho más que iluminar una cocina que ya brillaba con luz propia. Pero claro, ayuda. Cuando regresaron de la gala de Cartagena, Laura y Arturo vieron que habían entrado hasta cuarenta reservas, y la Semana Santa la tienen ya casi completa. “Cuando abrimos, nunca pensamos en estos reconocimientos, así que lo disfrutamos incluso más”, concluye Arturo.