Pánico en la Renfe: ni loco me subo a ningún tren en verano sin meter estas cuatro cosas en la mochila, por lo que pueda pasar

Es cuestión de gustos o prioridades, pero resulta mejor prevenir que curar

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Jaime de las Heras

Editor Senior
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Jaime de las Heras

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Vaya por delante que no me considero un prepper. Palabrita de moda que, tras el apagón del 28 de abril que nos dejó a oscuras, cobró mucha fuerza y que, básicamente, define para esas personas que se preparan activamente en caso de que haya emergencias o desastres naturales, es decir, gente lista para sobrevivir tras acumular provisiones y ciertas técnicas de supervivencia, como se conoce a los preparacionistas.

Sin embargo, no ser un prepper al uso no me hace ser menos consciente de que cada vez vemos más retrasos, o noticias de retrasos, en la red ferroviaria española. Por eso no me apetece que me pille en mitad de ninguna parte sin agua ni batería. Y, aunque no sé por qué le pasa esto a nuestro sistema ferroviario, sí sé cómo limitar cuánto me impacta.

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Lo que siempre llevo en la mochila cuando viajo en tren

Hay cuatro cosas que, si voy a hacer un viaje de media o larga distancia en España, independientemente de con qué operador viaje, llevo en la mochila. Por cuestiones de trabajo, hago muchos viajes de ida y vuelta en el día, especialmente a destinos que dependen de coberturas de Media Distancia, donde muchos sabréis que no existen los servicios de bar, como sí sucede en la alta velocidad.

Eso significa, entre otras cosas, que nunca dejo de llevar un par de termos con agua en el viaje. No es una manía, pero cuando sabes que dependes de máquinas de vending que, a menudo no están repuestas o que, directamente, sales de una estación en la que no hay cafetería ni máquinas, resulta mejor prevenir que curar.

¿Por qué dos? Pues sí, en este caso es más manía que otra cosa, llevando una más grande –alrededor del litro– y otra algo más pequeña, de medio litro aproximadamente. Y sí, dos porque nunca sabes si puedes perder una o, sobre todo, cierras mal el termo de marras y acabas quedándote sin agua antes de tiempo.

Quien tiene una power bank y batería, tiene un tesoro

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Lo otro con lo que no dejo de viajar es con una power bank. Muchas veces hay trenes de media distancia que no tienen enchufes. Aparte de que a veces no los tengan, la corriente a los asientos no siempre llega.

Y, si te estás jugando el llegar a tu destino y toda la información de la que dependes está en tu teléfono, es mejor que no te hayas pulido la batería viendo vídeos de TikTok. Salvo que sean los de DAP, claro. De primero de prepper, evidentemente, es que no os montéis en un tren con la batería del teléfono casi descargada, pero eso creo que ya es más sentido común que otra cosa.

No hace falta que tengáis una power bank que pese medio kilo y tenga capacidad para cargar el teléfono media docena de veces. Si la tenéis, ok, pero con una power bank que tenga una capacidad de 10.000 miliamperios hora (mAh) es suficiente para, en circunstancias normales, no tener que temer a los trenes. No obstante, siempre llevo el cargador del móvil a cuestas, pero eso también tiene que ver con una cuestión laboral.

Cuidado con el sol: es España y es verano

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Lo último que, si sois personas que no dependen de tener que trabajar a distancia o de estar exigidos por teléfonos móviles laborales, recomiendo llevar, teniendo en cuenta que vivimos en un país templado –tirando a cálido–, es que os llevéis dos en vuestros viajes algo que vuestra madre habría metido: crema solar y una gorra. O cualquier cosa que os tape la cabeza de una hipotética insolación.

Sí, parece infantil y trivial, pero he vivido en mis propias carnes hace apenas una semana un incidente en la línea que cubría Alicante - Madrid, teniendo que esperar en Alcázar de San Juan a un tren de Media Distancia que tardó en aparecer una media hora y, aunque eran las seis de la tarde, el sol manchego pegaba con justicia y los que allí esperábamos estábamos arracimados en el pequeño tejadillo del andén, aparte de en los pasillos inferiores.

Tened en cuenta que quedarse tirado en un tren en España, por los motivos que sea, supone generalmente no tener aire acondicionado y convertir el vagón en un auténtico horno, por lo que a veces lo mejor es salir al exterior (a veces) y ahí la gorrita y la crema solar te pueden hacer más bien de lo que pensabas.

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