Joana Costa
EditorPocas frases se repiten tanto en verano como “los tomates ya no saben a nada”. Es el mantra nostálgico de quienes juran que, en su infancia, todo era más rojo y más sabroso. Pero ¿y si en realidad fuera justo al revés?
El Catédratico de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Politécnica de Valencia José Miguel Mulet ha hablado en el podcast Gominolas de Petróleo atreviéndose a decir lo que pocos: algunos tomates actuales no solo saben igual, sino que saben mejor. La diferencia está en saber elegir y en no romantizar lo que, literalmente, nunca existió.
Variedades como el kumato, el rosa de Somontano o los Mar Azul no existían hace 50 años. Son tomates pensados para dar sabor, aunque tengan una vida útil más breve. El verdadero problema es otro: el supermercado.
El tomate bueno es el que madura en la planta. Pero la logística de grandes superficies impide eso. Por eso, el experto recomienda comprar en temporada y a productores de proximidad, donde los frutos sí llegan con sabor.
Algunos supermercados ofrecen opciones de más calidad, pero hay que buscarlas (y pagarlas). No todos los tomates son iguales, y muchos no merecen ni el cuchillo.
Solo durarían horas
Según el experto, si el supermercado abasteciera de tomates en estas óptimas condiciones de maduración y listos para ser tomados, durarían solo unas horas y habría mucho más desperdicio alimentario. “Pero hay que alimentar a mucha gente”, afirma.
La clave a la hora de elegir está en la estacionalidad. Comer tomates en enero es como pedir calçots en agosto: posible, pero deslucido. Los tomates fuera de temporada no saben igual y maduran peor.
El tomate que enamora llega entre junio y septiembre. Así que la próxima vez que alguien diga que “antes sabían mejor”, invítale a probar un Mar Azul de cosecha local y quizás cambie de opinión.
Foto | Tranmautritam
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