Entramos en terrenos que nos gusta a todos, o eso creo, la pasta. Increíble pero cierto, como algo tan sencillo gusta a tanta gente. Y es que el ingrediente básico es la harina y agua y en muchas ocasiones huevo. De estas tres cosas obtenemos una infinidad de tipos de pasta diferentes.
Y de cuantas formas se puede comer, pues yo diría que casi tantas como formas de hacerla hay. En el curso de cocina nos vamos a centrar en las elaboraciones de pasta que tenemos más cercanas, me refiero a la pasta italiana. El otro tipo de pasta, la que hacen en China, la dejaremos para otras ocasiones, porque yo no me siento muy capaz de llevarla a cabo, y además creo que de eso solo se podrían hacer tratados en exclusiva.
Historia de la pasta
Sin duda alguna y en eso todo el mundo coincide. Fue Marco Polo quién descubrió la pasta en sus míticos viajes por el lejano oriente. Hay incluso libros y tratados donde se describe la fascinación que le despertó y como tenían en China muy avanzada toda la forma de elaboración. De hecho hay manuscritos que así lo describen del 300 d.C. que indican que 500 años antes (200 a.C.) ya se elaboraba la pasta prácticamente como se conoce hoy en día.
En lo que hoy en día conocemos como Europa no es hasta el siglo XI cuando se describe algo parecido a unos fideos, muy lejos de como conocemos y como elaboramos la pasta hoy en día. A pesar de que el trigo sí que parece originario de la zona mediterránea.
Después de la Edad Media si que se tiene conocimiento del gran desarrollo de la pasta en Italia. Los propios artesanos se organizan en gremios para fabricar la pasta y unificar los criterios de si elaboración. Así se empezó a distinguir la pasta elaborada con harinas flojas, pasta de sémola de trigo duro (lo que conocemos como semolina) y sobre todo cuando se empieza a cocinar la denominada pasta seca, no todo tiene que ser pasta fresca.
Cómo hacer pasta de forma básica
La pasta como os dije al principio es básicamente harina y agua. De esta forma se trata de combinar el tipo de harina con la cantidad de agua justa que convierta nuestra masa en dura pero elástica a la vez. En casa por ejemplo es más fácil utilizar harinas flojas a las que se le añade huevo, lo que nos da un tipo de masa ideal.
Si partimos solo de harina y agua debemos utilizar una harina de trigo duro, una harina rica en gluten. El porcentaje más o menos viene a ser un 30% de agua en relación con la harina. La primera masa que obtenemos al mezclar es una masa muy dura y nada elástica, pero al dejarla descansar el gluten se va desarrollando y le confiere propiedades elásticas a la masa.
Pero debemos tratar la masa con delicadeza. Para conseguir espaguetis, tallarines, laminas de lasaña, canelones, etc. Hay que trabajar la masa poco a poco. Vamos estirando la masa con rodillo obteniendo laminas cada vez de menor grosor.
Tiene un sentido hacerlo de esta manera y es que haciéndolo poco a poco eliminamos cualquier residuo e aire que hubiese dentro de la masa. Este tipo de pasta rara vez se consume fresca. Se elabora precisamente para secarla, hoy en día con mecanismos muy avanzados pero antes se tardaba hasta dos semanas en secarlas.
Cómo hacer pasta fresca con huevo
Este tipo de pasta, la fresca, se elabora principalmente con huevo. ¿Por qué? La razón está en la harina. Al utilizar una harina con poco gluten, una harina floja, se necesita del huevo para dar cohesión a la propia masa así como elasticidad.
Además con el huevo se consiguen masas con más color y sobre todo y es innegable con más valor nutricional. Los inconvenientes de esta masa es que precisamente por llevar huevo se debe consumir fresca y para ellos hay que cocinarla inmediatamente o bien mantenerla refrigerada pero no por mucho tiempo.
Cómo cocer pasta
Como todo en la cocina, todo está medido. Por ejemplo, para cocer la pasta lo mejor es cocerla en diez veces agua del peso de pasta que vayamos a cocer. Es decir si cocemos unos 250 gr necesitaremos como 2,5 litros de agua.
La razón es porque la pasta se pega entre sí (por el almidón), si hay poca agua se pegará más fácilmente. También es aconsejable mover la pasta en círculos durante la cocción de esa forma evitaremos que se pegue. Lo de ponerle o no aceite eso ya es elección de cada uno, pero sinceramente no sirve de nada, ni siquiera para aromatizar la pasta, para eso lo echamos después. Recordemos que el aceite nunca se unirá al agua y por lo tanto tampoco se adhiere a la pasta que está cociendo dentro del agua.
El objetivo que tenemos que tener en mente es conseguir hacer una pasta que quede al dente. Es decir durita en el centro y blanda por fuera. Si se van a consumir rápidamente yo aconsejo añadirles algún tipo de grasa, mantequilla o aceite y la salsa que queramos. Si no se va a consumir rápidamente lo mejor es enfriar la pasta para que no siga cociéndose con el calor residual. Después con un calentón o con la salsa caliente será suficiente.
En los próximos capítulos haremos las formas básicas de pasta: espaguetis, tallarines, ñoquis, laminas de canelones y lasaña, etc.
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