Las tendencias en alimentación también vienen y van, con productos que se ponen de repente de moda protagonizando platos, recetas, artículos, reportajes e incluso libros de cocina. En los últimos tiempos quizá el que más relevancia ha tenido, después de la quinoa, han sido las semillas de chía. Ya hablamos de sus propiedades, beneficios y mitos que hay alrededor de su consumo, pero, ¿por qué se ha hecho famosa ahora? Si es un alimento milenario, ¿por qué no nos llegó antes?
El otro día me di cuenta de cómo la chía se ha hecho un hueco real en nuestras despensas. Me encontré un bote de semillas en un supermercado de pueblo de esos de toda la vida, en una pequeña población perdida en el campo de Murcia donde veraneo todos los años. Jamás hubiera pensado que sus vecinos eran potenciales consumidores de chía, pero es la prueba definitiva de que ya no es solo una moda, es un ingrediente más. ¿Cómo ha llegado a instalarse entre nosotros?
El origen de las semillas de chía
Lo que conocemos como chía es la semilla de la planta del mismo nombre, Salvia hispanica L., de la familia de las Lamiaceae, a la que pertenecen otras más comunes para nosotros como la menta. Es una planta de origen americano herbácea anual, cuya altura puede alcanzar hasta dos metros y que crece en climas tropicales y subtropicales. Las semillas que consumimos tienen forma ligeramente alargada y un tamaño que no supera los 2 mm.
Para conocer su origen hay que remontarse a las civilizaciones precolombinas. Era uno de los cultivos más importantes especialmente en la zona de América Central y el actual México, y uno de los pilares de la alimentación, equiparable en importancia al maíz o las alubias. Aunque empezó recolectándose de plantas silvestres, se logró domesticar para su cultivo y pueblos como los aztecas usaban la chía como sistema de pago, tributo y ofrenda a dioses, además de como alimento. El Codex Florentinus de Fray Bernardino de Sagahún aporta datos de su papel en la economía precolombina, pero esta semilla también tenía un fuerte simbolismo sagrado.
Con la llegada de los conquistadores y el sometimiento de estos pueblos la producción de chía fue mermando hasta casi desaparecer. No tenía mucho valor para los españoles y tampoco se hubiera podido cultivar satisfactoriamente en Europa; además no gustaba el vínculo religioso que les unía a este producto. Los campos de chía sobrevivieron en un número muy reducido en pequeñas zonas, localizadas fundamentalmente en núcleos montañosos aislados de México y Guatemala.
De las cabezas de terracota a la recuperación de su consumo
Ya avanzado el siglo XX, en diferentes regiones de Latinoamérica empezó a fomentarse su producción como forma de revitalización económica agraria. Mientras tanto, la chía llegaría a Estados Unidos de una forma un tanto peculiar: las Chía Pets o “mascotas de chía”. Se trata de formas de terracota, fundamentalmente cabezas, pensadas para cultivar brotes de chía que al crecer surgen como si fueran el pelo de la figura en cuestión. Este curioso objeto, mezcla de decoración de jardín y juguete, fue lanzando en 1977 por la conocida compañía Joseph Enterprises. Desde entonces ganaron mucha popularidad y han ido incorporando al mercado una enorme variedad de modelos, incluso imitando personajes famosos como Garfield o incluso Barack Obama.
Sí, esas plantitas que hacen surgir sus diminutas hojas desde el corazón de la terracota son chía, pero durante muchas décadas nadie prestó atención a su posible interés nutricional o culinario. Sin embargo, desde finales de los años 90 algo empezó a cambiar en la sociedad de países del primer mundo: cada vez nos interesamos más por temas de nutrición y nos preocupamos por la salud en relación con la alimentación.
Los hábitos alimentarios han cambiando a lo largo de la historia y lo seguirán haciendo, pero está claro que hay una tendencia actual hacia la búsqueda de lo que se considera más saludable. Ya en 2003 el Instituto de Salud Pública de la Comunidad de Madrid publicaba un documento titulado 'Nuevos alimentos para nuevas necesidades', analizando esta nueva situación y las perspectivas de futuro que se estaban abriendo.
Fue en el año 2009 cuando el autor y periodista estadounidense Christopher McDougal publicó 'Born to run', un trabajo sobre los indios Tarahumara de México a los que define como “súper atletas”, pues corren larguísimas distancias en condiciones muy duras. Y menciona la chía como ingrediente habitual de su dieta, una herencia de los pueblos ancestrales que de hecho daría nombre al estado mexicano de Chiapas.
En el año 2012 ya la prensa de Estados Unidos empezaba a analizar la aparición repentina de las semillas de chía en la cesta de la compra de sus ciudadanos. En realidad no surgió de repente, muchos mexicanos llevaban generaciones consumiéndola y era posible encontrarla en tiendas especializadas en productos saludables, como la conocida cadena Whole Foods. Pero de repente se convirtió en tendencia.
¿Por qué se ha puesto ahora de moda?
En España parece la moda de las semillas de chía ha terminado por explotar en el último año, aunque también empezó a llegarnos un poco antes. Nosotros ya empezamos a tantear las semillas como nuevo ingrediente en 2013, pero incluso un poco antes se empezó a leer sobre sus propiedades y supuestos beneficios para el organismo.
En Estados Unidos la tendencia empezó antes, como siempre suele pasar. A raíz de aquel libro sobre los indios Tarahumara y su gran resistencia física la chía se puso en el centro de mira de investigadores y empresas de alimentación. El interés del consumidor se multiplicó a raíz de que el popular Dr. Oz, médico convertido en toda una celebridad televisiva, dedicara uno de sus programas a las semillas de chía en otoño de 2011. Ante el aumento de la demanda, incluso la compañía de las cabezas de jardín empezó a comercializar semillas de chía destinadas al consumo al margen de sus plantas decorativas.
Esta serie de circunstancias fueron el caldo de cultivo para que se desatara cierta locura por la chía, una moda que, aunque se ha relajado un poco hoy, ha terminado normalizándose. Si ha triunfado de esta manera ha sido sin duda por el contexto sociocultural en el que vivimos, con esos cambios de hábitos alimentarios que ya hemos comentado y una globalización extrema en la que vivimos constamenteme conectados.
Por un lado, nos gustan las modas. Cuando aparece algo nuevo, diferente y original, y si encima viene de la mano del famoso o influencer de turno, es fácil que se convierta en tendencia. En la actualidad hay muchísima competencia en todos los sectores y es importante ser rápido para cazar la novedad que supuestamente triunfará; cafeterías y tiendas hipster pronto las suman a sus menús y los medios de comunicación rápidamente les dedican reportajes con pretensiones de descubrir a sus lectores la “nueva moda que triunfa”.
El otro punto importante en la popularidad de ingredientes como la chía es que las nuevas generaciones nos interesamos mucho más por temas de salud. También desde las instituciones se están llevando a cabo campañas para promover una alimentación saludable, y poco a poco el mensaje está dando sus frutos. Los mitos alimentarios, los productos milagrosos, las dietas más sanas, los ingredientes más beneficiosos... son temas que hoy en día llenan la televisión, la prensa y las conversaciones y debates en las redes, a lo que se suma el auge del deporte como afición.
El hecho de que ahora nos cansemos de leer y escuchar palabras como healthy, fitness, fitfood, runner, gym, foodie, superfood, y sus equivalentes –aunque todo tenga su palabra correspondiente en castellano, sabemos que es más trendy usar el término inglés- ha ayudado a potenciar la chía como alimento de moda. En España vamos un poco retrasados respecto a su auge en Estados Unidos, pero sigue un camino similar al que ya vivimos con la quinoa, la cual por cierto hoy se vende en prácticamente cualquier sitio.
La expansión de las redes sociales y el boom que vivimos desde hace unos años de los blogs y páginas web de cocina y gastronomía han colaborado en que ingredientes novedosos como la chía estén en boca de todos. Tenemos acceso a más información que nos puede llegar de cualquier lugar del mundo y de forma casi inmediata, nos fijamos en las modas de otros países y nos gusta descubrir experiencias culinarias nuevas, mucho mejor si se asocia a un estilo de vida saludable.
Más allá de ser la moda del momento, las semillas de chía son un ingrediente muy interesante que podemos sumar a nuestra dieta, no solo por sus propiedades nutricionales sino también por su uso culinario. Pero siempre hay que recordar que no es un alimento milagroso, sí puede tener beneficios pero solo si se consume de forma adecuada dentro de un estilo de vida saludable. Lo mejor es animarse a probar, experimentar y decidir por uno mismo si nos interesa incorporar las semillas de chía a nuestra despensa.
¿Hay apuestas sobre cuál va a ser el próximo producto en ponerse de moda?
Fotos | Katerina Hlavata, Jacqueline, Moss, Health Gauge, Guillermo Carrasco, Stacy, Chia Obama, iStock
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