Una ducha con moho es todo lo contrario a un espacio relajante. Ese rincón destinado al descanso y al vapor puede convertirse en una amenaza si la humedad campa a sus anchas. Lamentablemente, los baños son el hábitat perfecto para que el moho crezca sin control: poca ventilación, superficies húmedas y calor constante.
El moho doméstico, aunque parezca inofensivo, no lo es. No todos los hongos son iguales: algunos apenas irritan, pero otros pueden desencadenar problemas respiratorios y alergias si se respiran de forma prolongada. Por eso, aunque los brotes severos deben tratarse con ayuda profesional, los más leves se pueden eliminar con precaución y productos accesibles.
Seguridad y prevención
Cualquier punto negro en la ducha, por pequeño que sea, debe considerarse una alerta sanitaria. Se recomienda siempre usar guantes, mascarilla y mantener el espacio bien ventilado al limpiar. Abrir puertas y ventanas o encender el extractor es una buena forma de evitar inhalaciones innecesarias.
Los elementos más eficaces para limpiar el moho de la ducha son fáciles de conseguir. Estos son los que uno debe tener a mano para ser lo más rápido y eficiente posible.
- Agua oxigenada
- Vinagre blanco
- Cepillo de cerdas duras
- Botella con pulverizador
Opcionalmente, se puede usar un limpiador antimoho específico si se prefiere una solución comercial.
Con agua oxigenada
El peróxido de hidrógeno es un potente oxidante que destruye la estructura del moho.
Mezcla agua oxigenada y agua tibia a partes iguales en un pulverizador.. Rocía sobre las zonas afectadas y deja actuar entre 20 y 60 minutos. Después, cepilla con energía para desprender los residuos. Finalmente, aclara con agua tibia y seca con un paño de microfibra.
Con vinagre blanco
El vinagre, por su acidez, descompone el moho y evita que se propague. Llena una botella con vinagre blanco y agua en proporción 1:1 y rocía las superficies y espera entre 20 minutos y una hora.
Más tarde, frota con el cepillo y aclara con agua. Para prevenir, vuelve a pulverizar ligeramente y deja secar al aire. El resultado es instantáneo
La alcachofa de la ducha
La acumulación de humedad y minerales la convierte en un nido ideal para el moho. Llena una bolsa de plástico con agua tibia y vinagre y ajusta la bolsa sobre la alcachofa y sujétala con gomas. Deja reposar una hora, retira y enjuaga con agua limpia. Después, seca bien con un paño limpio.
Evitar el mal olor
Si la ducha huele a humedad o tierra, es probable que haya moho. La solución pasa por ventilar bien el espacio, secar siempre las superficies tras cada uso y rociar vinagre diluido de forma regular.
Mantenimiento estacional
Más vale prevenir, está claro. Inspeccionar la ducha cada semana y limpiarla de forma periódica es la mejor forma de evitar el problema. Si la humedad supera el 50%, un deshumidificador puede marcar la diferencia. El ventilador o extractor debe usarse siempre, sobre todo durante y después de cada ducha.
Foto | Liliana Drew
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