Infusionar los líquidos de una receta de repostería es una buena manera de potenciar los sabores y dar un aroma distinto según la ocasión. En este caso usamos té negro para un bizcocho de sabor fuerte, que combinado con el jengibre han hecho del bizcocho una merienda estupenda para estos últimos días de lluvia y frío. La melaza o miel de caña aporta un toque tostado, acaramelado muy apropiado, aunque podéis emplear miel corriente en su defecto.
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde cuadrado de unos 20 cm de lado, o similar. Llevar el agua a ebullición, retirar del fuego y añadir el té. Dejar infusionar unos cinco minutos, filtrar y reservar.
Mezclar en un cuenco la harina con la levadura, el bicarbonato, la sal, el molido y el azúcar. Añadir la mantequilla cortada en cubitos y trabajarlo con las manos, frotando bien con la yema de los dedos, hasta conseguir una textura similar al pan rallado.
Incorporar el huevo, la melaza o miel y el té filtrado y mezclar con una espátula o cuchara de madera hasta que quede homogéneo. Verter en el molde y hornear durante unos 30-35 minutos, hasta que esté dorado.
Con qué acompañar el bizcocho
Aunque pueda parecer redundante, este bizcocho de té negro al jengibre acompaña de maravilla una taza de té a media tarde, pero también podemos servirlo con el café de la sobremesa o un buen vaso de leche para desayunar.
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